No hay inversión segura. Amar es ser vulnerable. Ama cualquier cosa y tu corazón se retorcerá y posiblemente se romperá. Si quieres asegurarte de conservarlo intacto, no debes entregárselo a nadie, ni siquiera a un animal. Envuélvelo cuidadosamente con pasatiempos y pequeños lujos; evita todos los enredos; enciérralo a salvo en el ataúd o cofre de tu egoísmo. Pero en ese ataúd —seguro, oscuro, inmóvil, sin aire— cambiará. No se romperá; se volverá irrompible, impenetrable, irredimible. La alternativa a la tragedia, o al menos al riesgo de tragedia, es la condenación. El único lugar fuera del Cielo donde puedes estar perfectamente a salvo de todos los peligros y perturbaciones del amor es el Infierno.