Seamos honestos: las corridas alcistas de las criptomonedas son como estar en una montaña rusa en la que no estás seguro de si vas a ir a la luna o directamente a la tierra. Pero bueno, eso es parte de la diversión, ¿no? Aquí está el recorrido típico, desglosado para aquellos de nosotros a quienes nos gusta un poco de caos en nuestras inversiones:

1. La fase de “a nadie le importa”

En este momento, el mercado está tan tranquilo que se podría oír caer un alfiler. Las ballenas (también conocidas como los ricos nerds de las criptomonedas) empiezan a comprar monedas mientras el resto de nosotros estamos ocupados viendo Netflix. Los precios son bajos y todo el mundo piensa que las criptomonedas están muertas. Alerta de spoiler: no es así.

2. La fase de “Espera, ¿qué está pasando?”

De repente, los precios empiezan a subir. Un poco aquí, un poco allá. Los profesionales van enviando silenciosamente sus órdenes de compra, mientras que el resto de nosotros todavía nos preguntamos si deberíamos gastar nuestro dinero sobrante en pizza o en Dogecoin.

3. La fase de “Frenesí por FOMO”

En ese momento, tu abuela empieza a preguntarte si debería comprar bitcoins. Los medios de comunicación no dejan de hablar de ello, el perro de tu vecino probablemente esté extrayendo ETH y todo el mundo se apresura a comprar antes de que sea “demasiado tarde”. Los precios se disparan como un cohete y tú estás convencido de que te jubilarás el próximo jueves.

4. La fase de “Todos somos genios”

Felicitaciones, eres un millonario de criptomonedas, al menos en el papel. Las redes sociales están inundadas de memes sobre la luna, Lamborghini y personas que afirman haber descifrado el código de la riqueza. Parece que la fiesta nunca terminará. Alerta de spoiler: terminará.

5. La fase de “salidas de dinero inteligente”

Mientras estás ocupado planeando tu viaje a Marte, las ballenas están cobrando silenciosamente. Los precios comienzan a comportarse de manera extraña: un día suben, al día siguiente bajan. Te estás diciendo a ti mismo que es solo una "corrección saludable". ¿Las ballenas? Ya están en una playa bebiendo margaritas.

6. La fase del “Oh, no”

Y así, sin más, se acabó la fiesta. Los precios se desploman y el miedo a perderse algo se convierte en pánico total. La gente empieza a vender todo, incluso el alijo de bitcoins de su abuela. Te quedas mirando tu cartera, preguntándote dónde salió todo mal.

Moraleja de la historia:
Las corridas alcistas de las criptomonedas son salvajes, impredecibles y no aptas para los débiles de corazón. Si estás en ellas, abróchate el cinturón y recuerda: a veces la mejor jugada es sentarse, tomar un sorbo de café y resistir la tentación de vender todo cuando el camino se pone complicado. Después de todo, es solo dinero... ¿no? 😉 🤪

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