Como parte de un nuevo paquete de préstamos del FMI, el presidente de El Salvador, Bukele, acordó tres modificaciones a la Ley de Bitcoin promulgada en 2021: eliminar la obligación de que las empresas acepten Bitcoin como moneda de curso legal, cerrar la billetera y procesador de pagos de Bitcoin administrado por el estado, Chivo, y detener los pagos de impuestos en Bitcoin.

Si bien algunos perciben estas concesiones de manera negativa, en realidad abordan problemas técnicos con la ley original. Las leyes de moneda de curso legal pueden ser coercitivas e innecesarias, y se sabía que Chivo era defectuoso e ineficiente. Alternativas como Blink ya existen para pagos digitales. El único aspecto potencialmente negativo es la pérdida de Bitcoin como opción de pago de impuestos, lo que puede incomodar a algunos ciudadanos.

Sin embargo, esta decisión probablemente se tomó en el mejor interés del pueblo salvadoreño en lugar de promover únicamente Bitcoin. Los críticos que perciben a Bukele como alguien que se ha vendido o que no prioriza lo suficiente a Bitcoin no reconocen su papel como líder nacional responsable de abordar problemas sociales más amplios.

En última instancia, esta decisión refleja un enfoque pragmático hacia el gobierno en lugar de avanzar únicamente agendas personales o ideologías.

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