Las criptomonedas anónimas en Ucrania son como un fantasma en una fiesta al que todos temen, pero que nadie ve. Su estatus es un cóctel de desconfianza hacia el Estado, confusión legal y miedo a los "criminales". Averigüemos cómo se regula este fantasma, si el anonimato es realmente un "problema" y por qué los funcionarios temen más a Monero que a las declaraciones electrónicas.
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¿Qué dice la ley sobre las criptomonedas anónimas en Ucrania?
Durante varios años, la legislación ucraniana ha estado tratando de tomar el viento en el campo en lo que respecta a la regulación de las criptomonedas. La Ley "Sobre Activos Virtuales" dice que se pueden utilizar criptomonedas, pero con una salvedad: sólo si el Estado sabe qué tipo de criptomoneda es, quién es su propietario y cómo paga impuestos.
Las criptomonedas anónimas, como Monero (XMR), Zcash (ZEC) o Dash, asustan a los reguladores con su característica principal: la imposibilidad de rastrear las transacciones. Las autoridades ucranianas ven esto como la encarnación del mal, que abre la puerta a la financiación del terrorismo, el blanqueo de dinero y la evasión fiscal. Por lo tanto, cualquier servicio que proporcione servicios de intercambio o trabaje con dichos activos debe pasar un control estricto y, por regla general, negarse a admitir estas monedas.
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¿Qué hace el estado?
Control de cambio: todos los intercambios de cifrado y los intercambiadores registrados en Ucrania deben seguir los procedimientos KYC (conozca a su cliente). Es decir, si decides comprar Monero, prepárate para enviar un escaneo de tu pasaporte y bailar frente a la cámara para verificar tu identidad.
Monitoreo de transacciones: el análisis de blockchain se está desarrollando a un ritmo vertiginoso, e incluso las criptomonedas anónimas pueden "revelar las cartas" parcialmente si se usan descuidadamente. El Servicio Estatal de Vigilancia Financiera de Ucrania ya utiliza activamente estos servicios.
Actitud de los bancos: si intenta retirar fondos relacionados con Monero o Zcash a una tarjeta bancaria, prepárese para el bloqueo de cuenta y las preguntas de la seguridad bancaria.
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¿Pero es realmente posible controlar las criptomonedas anónimas?
Honestamente, en realidad no. Incluso con la mejor tecnología, es imposible rastrear algo que está diseñado para permanecer oculto por su propia naturaleza. Monero, por ejemplo, utiliza tecnologías de firma en anillo y dirección oculta, lo que hace que las transacciones sean completamente opacas.
Ucrania puede prohibir el intercambio y la comercialización de dichos activos en plataformas autorizadas, pero esto no impedirá que las personas los utilicen directamente a través de P2P o servicios descentralizados. ¿Qué podemos decir de las bolsas extraterritoriales, que no prestan mucha atención a la regulación?
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¿Hay consecuencias para los usuarios?
El uso de criptomonedas anónimas no es un delito en sí mismo, pero cualquier intento de evadir impuestos o realizar transacciones que parezcan sospechosas puede atraer la atención de las autoridades. Y en Ucrania lo sabemos: cuando deciden "presionar" a alguien, encontrarán una razón, incluso si acabas de darle Monero a un amigo para tomar un café.
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¿Por qué el Estado tiene tanto miedo a las criptomonedas anónimas?
El anonimato es sinónimo de incontrolabilidad. Y para las autoridades ucranianas, perder el control es lo peor que les puede pasar. Después de todo, si no puedes hacer un seguimiento de cuánto dinero tienes en tu billetera criptográfica, ¿cómo puedes calcular tus impuestos o comprobar si compraste otro apartamento en el centro de Kiev?
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¿Qué sigue?
La futura regulación de las criptomonedas anónimas en Ucrania depende de la seriedad con la que las autoridades estén decididas a luchar contra los activos "en la sombra". Pero una cosa está clara: cuanto más presione el gobierno, más usuarios buscarán formas de esconderse. Las criptomonedas anónimas no desaparecerán, simplemente se volverán aún más populares entre aquellos que quieren permanecer invisibles.
Así que si quieres permanecer en las sombras, recuerda: el criptoanonimato es un arte que requiere precaución. Y si el estado decide cazarte, buena suerte: ¡a ellos también les encantan esas misiones!