Cuando era muy, muy pequeño, escuché por primera vez la palabra extranjero, y perseguí a mi papá preguntándole qué era un extranjero.

Luego, el nombre de Estados Unidos resonó en mis oídos,

más tarde comencé a conocer Inglaterra, y cuando el maestro hablaba de Newton, mi corazón estaba en ebullición.

También conocí a Israel. Israel, oh Israel, tú eres un gladiador. ¡La gloria te pertenece!