Autor: Jonah Roberts, Bankless; Compilado por: Deng Tong, Jinse Caijing

Las criptomonedas proporcionarán servicios bancarios a aquellos que no tienen cuentas bancarias.

Esta frase ha sido durante mucho tiempo el lema de guerra de la industria de las criptomonedas, demostrando su rápido crecimiento y justificación para ser incorporada en el discurso de la economía convencional. Sin embargo, aunque estas palabras resuenan más en los países en desarrollo con acceso limitado a servicios financieros, no explican completamente por qué las criptomonedas son importantes en los países más desarrollados.

Entonces, ¿por qué las criptomonedas son útiles en lugares donde el sistema financiero parece bastante estable y eficiente?

En este artículo, exploraremos cómo las criptomonedas están funcionando en economías desarrolladas, no como un salvavidas, sino como una opción impulsada por la desconfianza institucional, la población desatendida por los servicios bancarios y el auge de las economías nativas digitales.

El paisaje financiero establecido en economías desarrolladas

En economías desarrolladas como EE. UU., Canadá y Europa, el sistema financiero parece funcionar bien en general. La gente disfruta de la conveniencia de los bancos, redes de pago confiables y seguros de depósito respaldados por el gobierno. Sin embargo, esta percepción de estabilidad se basa en gran medida en la confianza pública, que está siendo erosionada por crisis financieras, preocupaciones inflacionarias y una creciente polarización política.

Por ejemplo, eventos como el colapso de los principales bancos regionales de EE. UU. a principios de este año han intensificado las dudas sobre la fiabilidad del sistema tradicional, llevando a muchas personas a buscar alternativas.

Un estudio de 2024 encontró que solo el 63% de los estadounidenses afirmaron confiar en instituciones comerciales como los bancos, mientras que otro estudio de 2024 encontró que solo el 31% de las personas estaban satisfechas con el sistema financiero actual. Esta erosión de la confianza, combinada con un clima político en constante cambio, está creando una oportunidad para la industria de las criptomonedas para ofrecer sistemas alternativos de almacenamiento y intercambio de valor.

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Esta desconfianza es especialmente grave en comunidades marginadas. Por ejemplo, los afroamericanos en EE. UU. han históricamente tenido acceso limitado a servicios financieros convencionales, y cada vez más personas ven las criptomonedas como un camino hacia la independencia financiera. Casi el 20% de los afroamericanos en EE. UU. poseen criptomonedas, y muchos las ven como una herramienta potencial para cerrar la brecha de riqueza y crear nuevas oportunidades de movilidad social.

Sin embargo, esta oportunidad también conlleva grandes riesgos, ya que muchos activos criptográficos son en gran medida especulativos o existen en zonas grises legales.

Demanda de criptomonedas en economías en desarrollo

En comparación, la situación de las criptomonedas en los países en desarrollo es mucho más clara. Hay 1.4 mil millones de personas en el mundo que no pueden acceder a la banca tradicional (según los datos del Banco Mundial), y las criptomonedas pueden ofrecer beneficios concretos, como:

  • Autogestión monetaria en regiones de inestabilidad política.

  • Acceder a monedas estables como el dólar o a criptomonedas alternativas como Bitcoin puede ayudar a cubrir la hiperinflación.

  • Redes de pago de bajo costo y sin fronteras que evitan la infraestructura bancaria tradicional.

  • Sistema de propiedad inmutable que protege la propiedad.

Estos casos de uso abordan necesidades urgentes en regiones en desarrollo, donde la inestabilidad financiera y la limitación de los servicios bancarios hacen que las criptomonedas sean una alternativa atractiva. Historias como la de la comunidad de San Francisco en Colombia ilustran cómo los pagos criptográficos pueden ayudar a llenar los vacíos en la infraestructura bancaria subdesarrollada del hemisferio sur.

Como mencionó Ornanda Rangel, fundador de criptomonedas:

"Aquellos que dicen que las criptomonedas o blockchain no tienen verdadera utilidad están viviendo en una burbuja, porque viven en países donde el sistema financiero se adapta muy bien a ellos, porque aún no han experimentado lo que significa tener criptomonedas en un sistema financiero roto."

Aunque estos desafíos son diferentes a los de las economías desarrolladas, ilustran el potencial de las criptomonedas para abordar los problemas de ineficiencia sistémica; los países del hemisferio norte también pueden explorar esta oportunidad.

Población desatendida por los servicios bancarios en economías desarrolladas

A pesar de que los países desarrollados suelen tener un sistema bancario amplio, todavía hay millones de personas sin cuentas bancarias o con servicios bancarios insuficientes. En EE. UU., aproximadamente el 6% de la población no puede acceder a una cuenta bancaria. Para estas personas, las criptomonedas pueden ofrecer una forma segura de almacenar y transferir fondos sin depender de los bancos.

Las oportunidades que las criptomonedas ofrecen a las comunidades desatendidas también han suscitado preguntas sobre el cambio sistémico. Una encuesta de 2024 encontró que el 48% de los estadounidenses creen que reducir la dependencia de los bancos y confiar más en la innovación financiera basada en tecnología automatizada creará una economía global más justa.

Si el poder financiero se transfiere de instituciones centralizadas a redes descentralizadas basadas en blockchain, podría crear nuevas oportunidades para la distribución de la riqueza. Pero este cambio es un gran "si", que depende de si las criptomonedas pueden cumplir su promesa sin replicar o exacerbar las desigualdades existentes.

Economías nativas digitales: creciente reconocimiento del potencial de las criptomonedas

Una de las aplicaciones más interesantes de las criptomonedas en el hemisferio norte es su compatibilidad con economías digitales y de juegos. La generación más joven, especialmente los 'nativos digitales', ya interactúa con monedas y activos virtuales en plataformas de juegos en línea. Estos entornos priorizados digitalmente destacan el potencial de las criptomonedas como herramientas de intercambio de valor en tiempo real y sin fronteras.

Un aspecto clave aquí es la interoperabilidad mejorada. Al hacer que las billeteras sean más portátiles, las criptomonedas permiten a los usuarios conectar sus bienes digitales a través de Internet de maneras novedosas. Por ejemplo, colocar activos financieros en la cadena puede desbloquear el acceso a diversas aplicaciones DeFi, mientras que usar una billetera para navegar entre ellas. Esta experiencia del usuario es diferente de cualquier cosa que los bancos tradicionales y la industria fintech puedan ofrecer.

Además, a medida que la inteligencia artificial se aplica cada vez más en nuestras vidas, algunas personas creen que la IA desempeñará un papel fundamental en la gestión de las interacciones financieras. Con rutas automatizadas y sin permisos para usar criptomonedas, la IA en realidad podría interactuar con el sistema financiero y tomar decisiones con el permiso del usuario. Esto crea una oportunidad para que las criptomonedas ofrezcan funcionalidades significativas que las finanzas tradicionales, debido a su estructura laxa y a menudo anticuada, no pueden proporcionar.

Resumen

En los países del hemisferio norte, la adopción de criptomonedas ya no es una necesidad, sino más bien una opción. Mientras que las regiones en desarrollo pueden adoptar criptomonedas por necesidad práctica, los residentes de economías desarrolladas pueden sentirse atraídos por las criptomonedas por razones ideológicas, ya sea por desconfianza hacia las instituciones existentes o por una comprensión más profunda de la infraestructura nativa de Internet. A medida que la transformación digital se acelera, los países del norte global pueden aceptar cada vez más las criptomonedas, no por necesidad, sino como una elección consciente que se alinea con un futuro impulsado por la globalización y la tecnología.

Dentro de diez años, la pregunta puede no ser si las criptomonedas son importantes en los países desarrollados, sino qué tan profundamente están integradas en la vida cotidiana, desde contratos inteligentes para gestionar hipotecas hasta plataformas descentralizadas que permiten un sistema financiero más global.