El objetivo principal de la fragmentación es controlar el suministro de Bitcoin e introducir escasez en su economía. A diferencia de las monedas fiduciarias tradicionales que pueden imprimirse indefinidamente, el suministro limitado de Bitcoin de 21 millones de monedas significa que a medida que más personas lo adoptan, el suministro disponible disminuye, creando potencialmente una presión alcista sobre su valor. Esta reducción programada en la tasa de producción de nuevos Bitcoin es necesaria para mitigar la inflación, lo que distingue a Bitcoin de las monedas tradicionales, que pueden experimentar inflación debido a la impresión excesiva de dinero. Históricamente, los eventos de partición han sido catalizadores de grandes movimientos de precios, lo que ha resultado en períodos de mayor especulación e inversión en el período previo y posterior a los eventos. Por ejemplo, a la reducción a la mitad de 2016 le siguió un aumento masivo del precio de Bitcoin, que alcanzó su pico histórico a finales de 2017. Del mismo modo, la reducción a la mitad de 2020 generó un interés y una inversión renovados, lo que provocó otro aumento de precios.