El Salvador, una pequeña nación de América Latina que saltó a la fama debido a la adopción de bitcoin como moneda de curso legal impulsada por el presidente Nayib Bukele, está en una posición única para volver a ser pionero en los mercados de bitcoin, aunque de una manera diferente.
El resultado de las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos, en las que Trump obtuvo una contundente victoria en las urnas, ha traído consigo otro efecto: el aumento del interés por las propiedades del bitcoin y los rumores sobre la posible implementación de una reserva estratégica de bitcoins. Esto también ha despertado la curiosidad en el mundo corporativo, donde muchas empresas ya han recurrido a la adquisición de bitcoins como parte de sus reservas, siendo Microstrategy la pionera en esta acción y otras como Semler Scientific y Metaplanet la que le han seguido.
Recientemente, el asesor de criptomonedas del presidente Bukele, Max Keiser, lanzó una propuesta que permitiría a El Salvador convertirse en la Microstrategy de las naciones estatales. En las redes sociales, Keiser preguntó si El Salvador debería emitir deuda para aumentar sus tenencias de bitcoins, ampliando su actual programa de compra de “1 BTC al día” anunciado por Bukele en marzo. La mayoría de los encuestados respondió afirmativamente.
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Si bien esto no es una señal clara de que se esté desarrollando un programa de este tipo, como asesor de criptomonedas, Keiser podría estar tanteando el terreno de la opinión pública con respecto a este desarrollo. La decisión, si se toma, podría dar inicio a una nueva tendencia para las naciones en desarrollo que desean agregar bitcoin a sus arcas pero carecen de los medios económicos para hacerlo por su cuenta.
El Salvador, como pionero en el uso de bitcoin, cuenta con el marco regulatorio y la voluntad para que esto funcione. La única incógnita por resolver es si habrá demanda de un instrumento de deuda con garantía de bitcoin emitido por el país. Pero, si las cifras de Microstrategy se aplican a una escala internacional mayor, la respuesta es fácil de inferir: un sí innegable.