¿Vale la pena pagar impuestos para poder acudir a los tribunales si le roban sus criptoactivos? A primera vista, parece lógico: el Estado asume el papel de árbitro y "castigador" de los delincuentes, garantizándoles protección jurídica. Pero hay matices.
1. ¿Podrá el Estado ayudar eficazmente?
La criptomoneda no es una cuenta bancaria. Las monedas robadas pueden transferirse instantáneamente a través de docenas de direcciones, lanzarse a mezcladores o intercambiarse en otros intercambios y desaparecer para siempre. Un juicio puede durar meses o incluso años, mientras que el rastro de un criminal suele perderse en cuestión de minutos. Es decir, la pregunta no es sólo si existe un marco, sino si funciona en un entorno de criptomonedas.
2. El precio del "seguro" debido a los impuestos.
Los entusiastas de las criptomonedas suelen elegir este mercado debido a su descentralización e independencia. Pagar impuestos para "protección" suena como una desviación de esta idea. Además, ¿querrán los usuarios pagar por algo que tal vez no utilicen? Después de todo, la mayoría de las operaciones criptográficas no incluyen el riesgo de robo (a menos que el propio propietario proporcione acceso a su clave privada).
3. Una alternativa en forma de DeFi.
Las plataformas descentralizadas ofrecen mecanismos de protección independientes: firmas múltiples, protocolos de seguro, contratos inteligentes con términos inversos. Estas herramientas suelen ser más fiables que un marco gubernamental y no requieren impuestos adicionales.
4. Persecución de delincuentes.
De hecho, el Estado puede procesar a los delincuentes, pero esto implica un control total sobre las transacciones y la pérdida de privacidad. Cada transacción debe ser rastreable y transparente para los reguladores, lo que destruye la idea fundamental de las criptomonedas: libertad y anonimato.
Visnovok:
El marco legal puede ser útil para quienes quieran trabajar en el ámbito legal, pero su efectividad en el mundo de las criptomonedas es discutible. El Estado debería ofrecer mecanismos reales de protección y no sólo recaudar impuestos, trasladando los riesgos a los usuarios. De lo contrario, los criptoentusiastas elegirán herramientas descentralizadas que no dependan del Estado y no contradigan la ideología de la libertad.