El auge de Bitcoin (BTC) ha sido uno de los fenómenos financieros más significativos del siglo XXI. Lanzado en 2009 por una entidad anónima conocida como Satoshi Nakamoto, Bitcoin fue concebido como una moneda digital descentralizada, libre del control gubernamental y de los sistemas bancarios tradicionales. Su valor inicial era insignificante, con los primeros adoptantes intercambiando miles de Bitcoins por meros centavos. Sin embargo, a lo largo de los años, su valor se disparó, impulsado por el creciente interés en la tecnología blockchain, que subyace a Bitcoin, y su promesa de soberanía financiera.

Los aumentos más dramáticos en el valor de Bitcoin ocurrieron durante sus ciclos de mercado alcista periódicos. Por ejemplo, en 2017, Bitcoin saltó de menos de $1,000 a casi $20,000 antes de experimentar una corrección pronunciada. De manera similar, en 2020-2021, Bitcoin alcanzó nuevos máximos históricos, superando los $60,000, a medida que los inversores institucionales ingresaron al mercado y la incertidumbre económica global impulsó la demanda de activos alternativos.

El auge de Bitcoin puede atribuirse a su escasez (un suministro limitado de 21 millones de monedas), seguridad y la creciente adopción general. Grandes corporaciones, incluyendo Tesla y MicroStrategy, han incorporado Bitcoin en sus balances, y países como El Salvador lo han adoptado como moneda de curso legal.

A pesar de su volatilidad y las críticas por preocupaciones ambientales, Bitcoin sigue atrayendo a los inversores, consolidando su papel como una fuerza revolucionaria en el mundo financiero.