¿Y si dejáramos de vender, comerciar o retirar? Imagina un mundo donde todos simplemente compran y mantienen cada criptomoneda que adquieren. Sin ventas, sin toma de ganancias, solo comprar y mantener. ¿Qué pasaría? ¿Cuándo aparecería la primera grieta y quién sería el primero en presionar el botón de “vender”?
¿Y si lo lleváramos un paso más allá? Imagina convertir cada centavo que tenemos, vender nuestros coches, casas y activos, y ponerlo todo en criptomonedas. ¿Y luego qué? ¿El precio de estas monedas se dispararía indefinidamente porque nadie está vendiendo? ¿Podríamos alcanzar una utopía donde todos comercian puramente en criptomonedas y el fiat se vuelve obsoleto?
Teóricamente, si nadie vendiera, los precios subirían sin fin. El valor de las monedas se dispararía, y las criptomonedas se convertirían en la moneda global de facto. Pero aquí está el problema: la naturaleza humana. Alguien, en algún lugar, eventualmente retiraría, rompiendo la cadena. La avaricia, el miedo o la simple necesidad de liquidez llevarían a la primera venta, y a partir de ahí, podría seguir un efecto dominó.
Entonces, ¿es esto demasiado bueno para ser verdad? Quizás. Pero la idea plantea una pregunta interesante sobre el equilibrio entre mantener y comerciar en un mercado impulsado por la oferta y la demanda. Las criptomonedas prosperan en la interacción de compradores y vendedores, y aunque mantener puede alimentar la escasez, el acto de comerciar mantiene vivo el mercado.
Al final, la belleza de las criptomonedas radica en su diversidad: algunos mantienen, otros comercian, y juntos, crean el ecosistema que conocemos hoy. ¿Qué piensas? 🤔