La última auditoría financiera del Pentágono ya está lista y es un completo desastre. Una vez más. Por séptimo año consecutivo, el Departamento de Defensa (DoD) no rindió cuentas de su presupuesto, y esta vez admitió que no puede explicar qué sucedió con 824 mil millones de dólares.

La auditoría del Departamento de Defensa para el año fiscal 2024 se publicó el viernes por la noche, y los auditores examinaron 4,1 billones de dólares en activos y 4,3 billones de dólares en pasivos, pero sus hallazgos lo dejan claro: los libros contables son un desastre. Nueve entidades dentro del Departamento de Defensa lograron salir airosas con opiniones de auditoría “limpias”, lo que significa que sus estados financieros son precisos y están contabilizados.

Una entidad obtuvo una opinión “con salvedades”, lo que significa que hubo algunos errores que no arruinaron por completo los libros. ¿El resto? Quince entidades fracasaron rotundamente y obtuvieron descargos de responsabilidad porque los estados financieros eran tan malos que los auditores ni siquiera podían determinar si eran correctos o no.

Tres entidades importantes del Departamento de Defensa (el Cuerpo de Marines, el Fondo Nacional de Transacciones de Existencias de Defensa de la Agencia de Logística de Defensa e incluso la Oficina del Inspector General del Departamento de Defensa) ni siquiera han completado sus auditorías todavía. Dado el historial del Pentágono, no esperen buenas noticias.

Los contribuyentes se quedan con el problema

Los estadounidenses están pagando el precio de esta incompetencia. La gestión financiera descuidada del Pentágono implica que miles de millones de dólares son prácticamente imposibles de rastrear, lo que conduce a un despilfarro inimaginable. Por ejemplo, se calcula que 220.000 millones de dólares en piezas de repuesto se pierden, se extravían o no se rastrean en absoluto.

Parece que el Departamento de Defensa está despilfarrando dinero de los contribuyentes en piezas que ni siquiera puede localizar, y mucho menos utilizar. Las consecuencias van más allá de las piezas faltantes. Es probable que los legisladores presionen para que se aumente aún más el presupuesto de defensa, citando estas pérdidas como justificación.

El gasto en defensa ya se acerca al billón de dólares anuales y podría superar fácilmente esa cifra en 2027. ¿Y de dónde proviene ese dinero? De la educación, la atención sanitaria o las infraestructuras, precisamente las cosas de las que dependen los estadounidenses.

Resulta curioso que, según se informa, el Pentágono ha invertido más de 4.000 millones de dólares en los últimos años para mejorar la transparencia financiera y las prácticas contables.

La Bidenómica fue un fracaso, al menos para la gente

Si bien los errores de auditoría del Pentágono son espantosos, son solo un capítulo de una historia más amplia de disfunción económica. Bajo el liderazgo de Biden, los estadounidenses han perdido por completo la fe en la economía. Una encuesta de CBS News encontró que el 60% de los estadounidenses piensa que la economía está “bastante mal” o “muy mal”.

Según Gallup, más de la mitad de los estadounidenses se sienten peor ahora que hace cuatro años. La desconexión entre los datos económicos y el sentimiento público es enorme. Las cifras oficiales muestran un crecimiento del PIB del 2,8 % en el tercer trimestre de 2024, con un aumento del gasto de los consumidores del 3,7 %.

Pero para el ciudadano medio, esas cifras no significan nada cuando las facturas de la compra y los alquileres siguen aumentando. Puede que la inflación se haya calmado desde su punto máximo, pero sus efectos todavía se sienten a diario.

El índice de aprobación de Biden sigue cayendo. Solo el 33% de los estadounidenses aprueba la forma en que está llevando a cabo su trabajo, y la economía es la principal razón de su impopularidad. La división partidista aquí es profunda: el 90% de los conservadores piensa que la economía es terrible, mientras que solo el 30% de los liberales está de acuerdo.

Es más, las personas sin título universitario (que en esencia constituyen la columna vertebral de la fuerza laboral estadounidense) son más propensas a decir que la economía apesta. Y no se equivocan.

Blockchain podría ser la solución que Biden nunca quiso

Los expertos en criptomonedas creen que los fallos contables del Pentágono podrían haberse evitado si se hubiera adoptado la tecnología blockchain. La tecnología blockchain, conocida por su registro inmutable y sus capacidades de seguimiento en tiempo real, podría transformar por completo la forma en que el Departamento de Defensa maneja sus finanzas.

Imaginemos un sistema en el que cada pieza de repuesto, cada transacción y cada contrato se registren en una cadena de bloques. No habría activos extraviados porque todo se rastrearía en tiempo real. Los contratos inteligentes podrían garantizar el cumplimiento de forma automática, eliminando los acuerdos turbios y eliminando a los intermediarios.

Los defensores de esta tecnología también destacan la transparencia que ofrece la tecnología blockchain. Es más difícil ocultar una mala gestión financiera cuando cada transacción tiene un registro de auditoría claro y rastreable. Para una organización tan inflada y opaca como el Pentágono, esto podría ser un punto de inflexión.

Los sistemas descentralizados también podrían proteger los datos de pérdidas, daños o manipulaciones, un gran problema dada la dependencia del Pentágono de contratistas para operaciones críticas.

Pero hay un problema. La implementación de la cadena de bloques requeriría la aceptación de las mismas personas que se benefician del sistema fallido actual. ¿De verdad crees que los contratistas de defensa quieren trabajar en un mundo donde se rastrea cada dólar y se contabiliza cada activo? Es poco probable.

Mientras tanto, el crecimiento del PIB de Estados Unidos en el tercer trimestre de 2024 alcanzó el 2,8%, ligeramente por debajo del 3% del segundo trimestre, pero aún mostrando una actividad sólida.

Las proyecciones indican que el crecimiento anual promedio será del 2,7% en 2024, con una desaceleración notable prevista en 2025, hasta alrededor del 1,8% o 1,7%. El gasto de los consumidores sigue siendo un factor clave de este crecimiento, con un aumento del 3,7% en el tercer trimestre, la tasa más rápida desde principios de 2023.

Sin embargo, la inflación y las presiones salariales generan desafíos. Los salarios nominales han aumentado, pero los ingresos ajustados a la inflación tienen dificultades para seguir el ritmo, lo que ejerce presión sobre el poder adquisitivo a pesar de las sólidas cifras del mercado laboral.