El 5 de noviembre de 2024, durante la noche de las elecciones en Mar-a-Lago, Donald Trump celebró su posible victoria rodeado de figuras destacadas como Elon Musk, Robert F. Kennedy Jr. y Howard Lutnick, director ejecutivo de Cantor Fitzgerald. Por muy diversos que sean sus respectivos orígenes, comparten un interés común: las criptomonedas.

Hasta hace poco, Trump rara vez había hablado de criptomonedas, pero la industria se ha convertido en una fuente importante de financiación de campaña para él y los comités de acción política relacionados. Para asegurar este apoyo, ha hecho promesas sustanciales a la comunidad de criptomonedas (curiosamente, el Proyecto 2025 no contiene ninguna referencia a Bitcoin ni a las criptomonedas en general).

Los mercados de activos digitales respondieron con entusiasmo la noche de las elecciones. Según el índice de liquidez de Bitcoin de Brave New Coin, Bitcoin subió a un máximo histórico de más de 75.000 dólares cuando la victoria de Trump parecía inminente. Las acciones vinculadas a las criptomonedas, como Coinbase y MicroStrategy, también registraron ganancias fuera de horario.

🔸La promesa de Trump de quedarse con los bitcoins propiedad del gobierno

En julio, Trump encabezó la conferencia sobre Bitcoin más importante del año en Nashville. Durante su discurso inaugural, prometió que si regresaba a la Casa Blanca, el gobierno federal nunca vendería sus tenencias de bitcoins.

“Durante demasiado tiempo nuestro gobierno ha violado la regla cardinal que todo usuario de bitcoin conoce de memoria: nunca vendas tus bitcoins”, declaró Trump.

Prometió mantener el nivel actual de bitcoins que Estados Unidos ha adquirido mediante la confiscación de activos vinculados a delitos financieros. “Si soy elegido, será política de mi administración, Estados Unidos de América, conservar el 100% de todos los bitcoins que el gobierno estadounidense posee actualmente o adquiere en el futuro”, afirmó.

En la actualidad, el Servicio de Alguaciles de Estados Unidos subasta con frecuencia bitcoins y otras criptomonedas que se encuentran en las arcas del gobierno. Estas ventas a veces pueden provocar caídas en los precios de las criptomonedas, como se vio a principios de este año cuando Alemania comenzó a liquidar cientos de millones de dólares en bitcoins confiscados.

🔸Planes para revolucionar la regulación de las criptomonedas

Trump ha expresado abiertamente su intención de destituir de su cargo al presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, Gary Gensler. “El primer día despediré a Gary Gensler”, afirmó Trump, refiriéndose al presidente de la SEC designado por el presidente Joe Biden, que ha adoptado un enfoque estricto en materia de regulación de las criptomonedas.

Sin embargo, el presidente no tiene autoridad para despedir directamente al presidente de la SEC. Incluso si Trump nombra a un nuevo presidente, Gensler seguirá siendo comisionado de la agencia independiente. Gensler ha iniciado más de 100 acciones contra empresas de criptomonedas durante su mandato, afirmando que gran parte de la industria está bajo la jurisdicción de la SEC. Las empresas de criptomonedas argumentan que estas batallas legales no han proporcionado la claridad regulatoria que buscan y, en cambio, representan una extralimitación por parte de la comisión.

Para abordar estas preocupaciones, Trump se comprometió a establecer un “consejo asesor presidencial sobre bitcoin y criptomonedas”. Aseguró que “las reglas las escribirán personas que aman su industria, no que la odian”.

🔸Encuentro con líderes de minería de Bitcoin

En junio, en su Club Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, Trump se reunió en privado con una docena de ejecutivos y expertos en minería de bitcoins. La sesión de una hora y media marcó su primera reunión con los tecnólogos que mantienen la red de bitcoins, valorada en 1,5 billones de dólares, mediante el funcionamiento de amplios conjuntos de computadoras de alta potencia.

En la reunión íntima participaron representantes de importantes empresas mineras como Riot Platforms, Marathon Digital Holdings, Terawulf, CleanSpark y Core Scientific. Poco después de la reunión, Trump recurrió a las redes sociales para elogiar la industria minera de bitcoin.

“El odio de Biden hacia Bitcoin solo ayuda a China, Rusia y la izquierda comunista radical. ¡Queremos que todos los Bitcoin que queden se FABRIQUEN EN EE. UU.! ¡Nos ayudará a ser DOMINANTES EN EL SECTOR ENERGÉTICO!”, publicó en Truth Social. Desde entonces, ha reiterado su apoyo a la minería de criptomonedas nacional.

En Nashville, Trump expresó su aspiración de que Estados Unidos se convierta en el líder mundial en criptomonedas mediante la minería, acuñación y fabricación de estas en el país. Además, proyectó con entusiasmo que la nación generaría tal exceso de electricidad que los ciudadanos implorarían por una reducción, abrumados por la abundancia.

🔸Compromiso de bajar las tasas de interés

En agosto, Trump anunció que, de ser elegido, trabajaría para reducir las tasas de interés. La Reserva Federal, que fija la tasa de referencia y guía la política monetaria, opera independientemente de la Casa Blanca. A pesar de esta separación, Trump expresó su intención de influir en las decisiones sobre las tasas.

En septiembre, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, recortó las tasas en medio punto, iniciando la primera campaña de flexibilización en cuatro años. Históricamente, los recortes de tasas y la flexibilización de la política monetaria se han correlacionado con aumentos en los precios de las criptomonedas a medida que pedir dinero prestado se vuelve más barato.

Con un Senado probablemente controlado por los republicanos, Trump enfrenta pocos obstáculos para implementar una agenda más favorable a las criptomonedas. Sus promesas indican un posible cambio en la forma en que el gobierno federal interactúa con las monedas digitales y la industria blockchain.

La postura de Trump contrasta marcadamente con la de figuras como la senadora Elizabeth Warren, a quien considera una opositora a la industria de las criptomonedas. Sus compromisos han animado a los entusiastas de las criptomonedas, que ven sus políticas como un camino hacia una mayor adopción y menos fricción regulatoria.

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