Según Cointelegraph, la senadora estadounidense Cynthia Lummis, a menudo llamada la "reina de las criptomonedas" del Capitolio, ha anunciado planes para establecer una reserva estratégica de Bitcoin (BTC). Este anuncio, realizado poco después de la reelección de Donald Trump, podría potencialmente reconfigurar la estrategia fiscal estadounidense. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre su viabilidad, el impacto en la deuda estadounidense, las barreras políticas y la volatilidad del mercado.
Históricamente, Estados Unidos ha dependido de las reservas de oro para estabilizar y fortalecer el dólar. A partir de septiembre de 2024, Estados Unidos posee aproximadamente 8.133 toneladas métricas de oro, significativamente más que las 845 toneladas de Japón y las 2.113 toneladas estimadas de China. La eurozona posee colectivamente alrededor de 10.784 toneladas. Estas enormes reservas de oro físico se valoran por su liquidez, seguridad y papel en el apoyo a la estabilidad económica nacional. En cambio, una hipotética reserva de 200.000 millones de dólares en bitcoines representaría menos del 2,5% del valor actual de las reservas mundiales de oro, lo que plantea dudas sobre su impacto estratégico.
La recién elegida administración Trump-Vance podría emitir una orden ejecutiva que ordene al Tesoro asignar fondos específicos a la adquisición de Bitcoin. En 2022, el presidente Biden autorizó la liberación de 180 millones de barriles de la Reserva Estratégica de Petróleo para hacer frente al aumento de los precios del combustible. En este escenario, Bitcoin sería tratado como un activo estratégico en lugar de una moneda, lo que podría evitar ciertos obstáculos regulatorios. Una reserva de Bitcoin más grande y sostenida probablemente requeriría la aprobación del Congreso, ya que implicaría un presupuesto plurianual. A pesar de la postura favorable a las criptomonedas de Trump, la oposición de los tradicionalistas dentro del Congreso, que podrían ver a Bitcoin como demasiado especulativo o riesgoso para las reservas nacionales, podría estancar esta propuesta.
En términos operativos, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos podría gestionar esta reserva, de manera similar a como maneja el oro, adquiriendo bitcoins a través de fondos diversificados dentro del Sistema de la Reserva Federal. La implementación de esta iniciativa enfrenta desafíos notables, ya que la supervisión del Senado y la Cámara de Representantes probablemente examinaría el riesgo de agregar un activo tan volátil al balance nacional, especialmente con preocupaciones bipartidistas sobre la estabilidad a largo plazo de las criptomonedas.
Como la inflación sigue siendo un problema importante, cualquier plan que involucre a Bitcoin podría encontrar resistencia tanto del público como de los responsables políticos. Más importante aún, incluso un fondo de Bitcoin de 200 mil millones de dólares seguiría siendo una fracción de la deuda estadounidense, que actualmente asciende a 35,9 billones de dólares. Es poco probable que una propuesta de este tipo obtenga suficiente apoyo legislativo en el corto plazo, aunque las órdenes ejecutivas pueden iniciar acciones gubernamentales limitadas. Las compras de activos a gran escala exigirían la cooperación del Congreso, lo que hace poco probable una reserva a gran escala en los próximos dos años. Mientras la próxima administración lidia con esta propuesta, el resultado dependerá de un equilibrio entre la estrategia económica y la viabilidad política. Por ahora, el camino de Bitcoin para convertirse en un activo de reserva nacional sigue plagado de obstáculos.