Mike estaba entusiasmado con su nueva billetera de criptomonedas y decidió que haría su primera transferencia de Bitcoin. Comprobó tres veces la dirección, contuvo la respiración y presionó "Enviar". Tan pronto como lo hizo, tuvo esa sensación de hundimiento: la había enviado a la dirección incorrecta.
El pánico se apoderó de él. Comenzó a buscar frenéticamente en Google: "¿Se puede deshacer una transacción de Bitcoin?". Descubrió que la respuesta era un rotundo "No".
Durante el resto de la semana, sus amigos lo escucharon murmurar: "Acabo de pagarle a un extraño 200 dólares... para existir". Mientras tanto, consideró pedirles a sus amigos que colaboraran en su próximo intento de transferencia, esta vez solo "para asegurarse de que la billetera funcione".
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