A principios de 2023, el mundo se enfrentó a tensiones geopolíticas que derivaron en una grave amenaza de guerra en diferentes partes del planeta. Estas tensiones crearon inestabilidad en los mercados financieros mundiales, incluidas las criptomonedas. Ethereum, que en ese momento estaba valorada en unos 2.000 dólares, se vio sometida a presión debido a estos acontecimientos geopolíticos.
Al mismo tiempo, muchos países iniciaron debates serios sobre la legalización y regulación de las criptomonedas en un intento de controlar su uso. Esto generó preocupación entre los inversores y comerciantes, ya que temían que las estrictas regulaciones pudieran disminuir el anonimato y la libertad que habían caracterizado a las criptomonedas en el pasado.
Durante las hostilidades, muchas de las principales bolsas de criptomonedas estuvieron en riesgo y sus operaciones se vieron interrumpidas, lo que erosionó aún más la confianza en los activos digitales. Los inversores comenzaron a vender Ethereum y otras criptomonedas para reasignar sus activos a activos más estables y tradicionales, como el oro y las monedas fiduciarias.
La combinación de estas circunstancias hizo que el precio de Ethereum cayera por debajo de los 2.000 dólares. Sin embargo, muchas comunidades de criptomonedas y desarrolladores siguieron trabajando para mejorar la red y ampliar sus capacidades, con la esperanza de que se restableciera la confianza y se produjera un crecimiento constante en el futuro.