El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha alcanzado un acuerdo a nivel de personal con el gobierno ruandés tras las cuartas revisiones de su Instrumento de Coordinación de Políticas (PCI), la Instalación de Resiliencia y Sostenibilidad (RSF), y la segunda revisión del acuerdo de la Instalación de Crédito de Contingencia (SCF). Se espera que el acuerdo sea considerado por la Junta Ejecutiva del FMI en diciembre de 2024, lo que podría desbloquear nuevos fondos para apoyar las reformas económicas de Ruanda.

El crecimiento económico de Ruanda sigue siendo uno de los más fuertes en el África subsahariana, con un PIB real proyectado para crecer un 8.3% en 2024, impulsado por un fuerte desempeño en servicios, construcción y una recuperación en la producción de cultivos alimentarios. A pesar de esto, el país continúa enfrentando desafíos significativos que amenazan su estabilidad financiera.

Desafíos Persistentes

Las vulnerabilidades fiscales y externas siguen siendo altas en Ruanda, exacerbadas por choques externos recurrentes en los últimos años. El déficit de cuenta corriente se amplió debido a altas importaciones de bienes de capital y una caída en las exportaciones de café, mientras que el franco ruandés se depreció un 6.6% frente al dólar estadounidense de enero a octubre de 2024. Esta depreciación se ve como un paso necesario para apoyar los ajustes externos, pero la moneda debilitada también resalta las vulnerabilidades en la posición externa de Ruanda.

Además de las presiones externas, Ruanda enfrenta desafíos económicos internos. Se espera que la relación de deuda pública sobre PIB aumente al 80% para 2025, una preocupación que se ha visto agravada por los esfuerzos de consolidación fiscal más lentos de lo esperado. La creciente dependencia de financiamiento concesional ha creado espacio para reformas críticas, pero la movilización de ingresos internos sigue siendo insuficiente para estabilizar la posición fiscal del país.

Riesgos Climáticos y de Salud

La agricultura predominantemente de lluvia de Ruanda lo deja altamente vulnerable a choques climáticos, como lo demostraron las malas cosechas del año pasado y las severas inundaciones. El FMI también señaló el reciente brote del virus de Marburgo como un recordatorio de la susceptibilidad de Ruanda a crisis de salud pública, aunque el país demostró una fuerte capacidad de respuesta.

Apoyo del FMI y Próximos Pasos

A pesar de estos desafíos, el FMI elogió el compromiso de Ruanda con las reformas relacionadas con el clima, incluido el progreso en los estándares de divulgación de sostenibilidad, etiquetado de presupuestos climáticos y el desarrollo de una taxonomía verde. Ruanda está en camino de cumplir con sus compromisos de la RSF seis meses antes de lo previsto, lo que ayudará a catalizar financiamiento climático adicional.

Tras la finalización de las revisiones por parte de la Junta Ejecutiva del FMI, Ruanda tendrá acceso a 71.8 millones de DEG (95.9 millones de dólares estadounidenses) bajo la RSF y 66.75 millones de DEG (89.0 millones de dólares estadounidenses) bajo la SCF, fondos destinados a apoyar las reformas macroeconómicas del país y los esfuerzos de resiliencia climática.

Si bien las perspectivas para la economía de Ruanda siguen siendo positivas, el FMI advirtió que los riesgos están inclinados a la baja. Un aumento de la fragmentación geopolítica, un auge en los precios globales de energía y alimentos, o una desaceleración en el crecimiento de los socios comerciales podrían ejercer una mayor presión sobre la frágil recuperación de Ruanda.

Acerca de la Revisión
El acuerdo a nivel de personal del FMI sigue a las discusiones con las autoridades ruandesas desde el 7 de octubre hasta el 20 de octubre de 2024, como parte de una misión para evaluar el progreso y los desafíos económicos de Ruanda. La revisión se presentará a la Junta Ejecutiva del FMI en diciembre para su aprobación, lo que desbloqueará un apoyo financiero crucial para ayudar a abordar las vulnerabilidades económicas de la nación.