La diferencia entre Wall Street y los casinos de Las Vegas radica en la capacidad de los participantes de recopilar datos objetivos, evaluarlos y construir una narrativa basada en la lógica, no en las emociones.

Tanto en las apuestas como en las inversiones, no existe garantía de ganar; la verdadera distinción está en el uso de la información disponible.

La capacidad de crear y seguir una narrativa alimentada por datos objetivos es lo que diferencia al apostador del inversor.

Aunque el inversor puede perder, ya que los datos pueden evolucionar, esa pérdida tiene una fuente concreta y rastreable.

En cambio, en las apuestas, la fuente de la pérdida es mucho más ambigua y está sujeta a factores menos controlables.La incertidumbre es una característica intrínseca de los mercados financieros.

Pero esta falta de certeza no es exclusiva de ellos.Tampoco hay certeza en los negocios tradicionales, en quien asiste a la universidad esperando obtener un título, en quien disputa un partido de fútbol, o en quien se levanta cada mañana sin saber si estará vivo la semana siguiente.