En el espacio blockchain se acuñan nuevos términos a diario. Desde la IA superficial hasta la IA generativa, surgió la autonomía radical de la IA. Aunque la autonomía radical ya no es algo extraño en este espacio, se refiere a un concepto transformador en el que los humanos y la inteligencia artificial (H+IA) operan en una red descentralizada para redefinir la autonomía tanto en el entorno personal como en el tecnológico. Tradicionalmente, la autonomía ha sido un rasgo humano basado en la racionalidad y la responsabilidad, tal como lo articularon filósofos como Immanuel Kant. Sin embargo, ahora vemos un cambio en el que las tecnologías como los vehículos autónomos y los sistemas de IA se describen cada vez más utilizando el mismo término, lo que implica autogobierno y poderes de toma de decisiones destinados a los humanos.

La red Autonomys, que combina inteligencia artificial y tecnología, tiene como objetivo dar forma a un futuro en el que la colaboración entre humanos y la IA no esté controlada por entidades centralizadas. A medida que los modelos de IA evolucionan hacia la inteligencia artificial general (IAG) y la superinteligencia artificial (IAS), la red Autonomys busca garantizar que estos sistemas avanzados no se limiten a automatizar las decisiones, sino que trabajen en simbiosis con la humanidad, fomentando así la autonomía tanto a nivel individual como colectivo.

El temor de que la IA pueda eliminar las actividades humanas, tener control absoluto sobre el pensamiento humano y tomar el control ha sido una pregunta que se está resolviendo con la red Autonomys. No hay duda de que en la realidad actual vivimos en un mundo dominado por sistemas algorítmicos y una infraestructura descentralizada donde los individuos y los sistemas de IA coexisten y cogobiernan. Se resiste a la tendencia de los humanos a entregar su autonomía a la automatización y, en cambio, apunta a empoderar tanto a los humanos como a la IA para que autodeterminen su futuro.

La promesa de la Autonomía Radical reside en su potencial para crear un futuro en el que la tecnología mejore la libertad humana en lugar de disminuirla. Al descentralizar el control, se imagina un futuro en el que la responsabilidad se comparta entre los humanos y las máquinas inteligentes para crear una nueva era de responsabilidad, innovación y autonomía total. De esta manera, los humanos estarán completamente a salvo de ser eclipsados ​​por las diversas tecnologías que crea.

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