Cuba quiere ingresar oficialmente al grupo BRICS como país socio.
El ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Miguel Pereira, anunció que el país presentó una solicitud formal al presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien ocupa la presidencia del grupo este año.
El BRICS celebrará su cumbre anual el 22 de octubre en Kazán, Rusia. Antes de la reunión, Putin ha dicho que la expansión será una conversación de máxima prioridad.
Varios otros países han mostrado ambiciones similares desde que los BRICS permitieron la entrada a Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos a principios de este año.
Los países se unen en apoyo a los BRICS
La membresía de los BRICS no está abierta a cualquiera. Es por invitación y, hasta ahora, solo algunos países han recibido la oferta, y parece que todos quieren participar.
Pakistán, por ejemplo, es otro país que ha mostrado interés. Con el apoyo de China y Rusia, Pakistán parece tener confianza en sus posibilidades.
Sin embargo, los problemas económicos del país y los rescates del FMI podrían obstaculizar la aprobación.
México también está buscando unirse. Turquía también lo ha solicitado, pero sus vínculos con la OTAN podrían complicar las cosas, como es natural.
Argelia, otro candidato, está siendo considerado por su posición en África. El país ya ha estado en conversaciones para unirse, dada su importancia en asuntos regionales.
El grupo BRICS también podría ver a Venezuela unirse, aunque la inestabilidad política y económica podría afectar las posibilidades de ser aprobado en el corto plazo.
Los problemas con la expansión
Si bien el grupo BRICS se encuentra en plena expansión, existen algunos desafíos que podrían ralentizar o complicar el proceso. Por ejemplo, la rivalidad entre los países miembros.
Arabia Saudita e Irán, que se adhirieron recientemente, tienen tensiones profundas que surgen de diferencias religiosas y políticas.
Egipto y Etiopía también tienen sus propias disputas. La construcción de la Gran Presa del Renacimiento Etíope por parte de Etiopía ha provocado graves conflictos con Egipto, que considera la presa una amenaza para su suministro de agua.
También existe una brecha entre el poder económico de los distintos miembros del BRICS. China es el actor dominante con diferencia, eclipsando por completo a países como Etiopía y Egipto.
Para que los BRICS tengan éxito como frente unido, deberán dedicar esfuerzos a equilibrar los intereses de los miembros más grandes y más pequeños.
De lo contrario, el grupo corre el riesgo de convertirse en un patio de recreo para sus economías más dominantes, dejando a las naciones menos poderosas con menos oportunidades de influir en las decisiones.
Las diferencias en materia de política exterior dentro del grupo BRICS también complican las cosas. Algunos miembros tienen vínculos más estrechos con Occidente que otros.
La India, por ejemplo, forma parte de alianzas como la Quad, que también incluye a Estados Unidos, Japón y Australia. Brasil tiene vínculos similares con países occidentales.
Mientras tanto, Rusia y China tienden a ser antioccidentales, especialmente considerando el conflicto de la primera con Estados Unidos por esas desagradables sanciones.
Tampoco existe una estructura formal para la toma de decisiones dentro del BRICS, lo que dificulta que el grupo llegue a acuerdos sobre cuestiones importantes.