La población de China es su arma secreta, y es la razón por la que su economía pronto podría dejar atrás a la de Estados Unidos.

Con más de 1.400 millones de habitantes, China tiene una enorme base de consumidores que impulsa el crecimiento a una escala que Estados Unidos simplemente no puede igualar.

Mientras Estados Unidos lidia con una deuda descontrolada y presiones económicas, el gobierno de China está tomando medidas para estabilizar su mercado, apostando a que sus grandes números impulsarán una recuperación.

A principios de esta semana, China tuvo un día de operaciones que fue suficiente para compensar todas las pérdidas anuales del mercado.

El lunes, el índice CSI 300 subió un 8,5%, la mayor ganancia en un solo día desde 2008.

Los mercados chinos estarán mayoritariamente cerrados durante la semana debido al feriado de la Semana Dorada, que celebra el 75º aniversario de la República Popular.

Los inversores, tanto globales como nacionales, están empezando a apostar de nuevo por China tras años de evasión debido a las medidas regulatorias restrictivas contra las grandes empresas tecnológicas.

Grandes ganancias, grandes preocupaciones

A pesar del entusiasmo en los mercados, los inversores extranjeros se muestran cautelosos. En agosto, los beneficios industriales de las grandes empresas chinas cayeron un 17,8%.

Se trata de la primera caída en cinco meses y es una señal de que la desaceleración económica continúa. Los precios al productor han estado cayendo desde 2022, lo que ha generado temores de deflación.

Todo esto se ha reflejado en el mercado de valores, con el índice CSI 300 cotizando a solo 12 veces las ganancias futuras, un gran descuento en comparación con sus competidores globales.

A principios de este año, la Bolsa de Valores de Shanghái registró sus niveles más bajos en una década. Incluso con estas valoraciones bajas, los inversores se mantienen a distancia.

En los últimos tres años, las acciones se desplomaron un 45%. El patrón ha sido brutal: cualquier pequeña recuperación viene seguida de una caída mayor.

El mayor desafío para reconstruir la confianza en las acciones chinas es la reactivación de la demanda interna, que representa más de la mitad del PIB del país.

Pekín finalmente parece darse cuenta de la gravedad del hecho de que sus datos económicos no alcanzan los objetivos de crecimiento.

El gobierno se ha comprometido a aplicar una serie agresiva de medidas de estímulo, incluidos 114.000 millones de dólares en nuevos fondos para la compra de acciones y recortes en los costos de endeudamiento.

Teniendo en cuenta los problemas actuales en el mercado inmobiliario chino, es poco probable que los datos económicos hayan tocado fondo todavía. Los analistas esperan que el gobierno adopte más medidas de apoyo en los próximos meses.

Estos esfuerzos quizá no sean suficientes para atraer nuevamente a los inversores extranjeros, pero la enorme base de inversores minoristas de China, más de 200 millones de locales, impulsa el 80% del volumen comercial del país.

El poder de las medidas de estímulo de Pekín

El banco central de China y otros actores clave han puesto en marcha numerosas medidas de política para cambiar la situación. Se han reducido los tipos de interés y los bancos están sometidos a menos presión para retener las reservas.

Pekín también ha prometido apoyo fiscal y medidas directas para impulsar el mercado de valores. El problema, sin embargo, es que estas medidas carecen de detalles.

Aunque nadie espera que un pequeño recorte en las tasas de interés solucione los problemas inmobiliarios del país, a los operadores no parece importarles.

El resultado ha sido una recuperación del mercado asombrosa. En menos de una semana, el índice CSI 300 se disparó más de un 20%. El índice Hang Seng de Hong Kong también ha tenido un desempeño increíble, subiendo un 30% este año.

Compárese con el S&P 500 de Estados Unidos, que ganó solo un 19%. El momento jugó un papel importante aquí. Verá, los inversores no esperaban que Pekín actuara tan pronto.

Muchos lo comparan con el momento de “haga lo que sea necesario” por el que es famoso el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.

Antes de este impulso, los inversores habían descartado por completo a China. Una encuesta reciente de Bank of America a gestores de fondos concluyó que el pesimismo estaba en su punto más alto en lo que respecta a China.

La deuda estadounidense y el liderazgo económico de China

Mientras tanto, Estados Unidos se enfrenta a una creciente crisis de deuda. Elon Musk advirtió recientemente que el país está en el camino más rápido hacia la suspensión de pagos.

Los pagos de intereses (2.000 millones de dólares cada día) superan ahora el presupuesto del Departamento de Defensa y suman más de 730.000 millones de dólares anuales.

Musk comparó la situación con la de una persona que ha agotado el límite de sus tarjetas de crédito y no tiene forma de pagarlas. Según él, si no se recorta el gasto, Estados Unidos irá a la quiebra.

Se estima que la deuda alcanzará el 122,3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país a finales de año, lo que significa que la deuda nacional ya ha superado el tamaño de toda la economía estadounidense.

La última vez que el país tuvo un superávit presupuestario fue en 2001, y las cosas no han hecho más que empeorar desde entonces. Durante la presidencia de Trump, la deuda nacional aumentó en casi 8 billones de dólares.

Y no ha disminuido su ritmo bajo el gobierno de Biden: las proyecciones muestran otro aumento de 1,9 billones de dólares para fines de 2024.

Si nada cambia, la relación deuda/PIB de Estados Unidos podría llegar al 166% en los próximos 30 años. Se trata de una bomba de tiempo económica a punto de estallar.