En los últimos años, un puñado de gigantes tecnológicos han obtenido un control alarmante de Internet, poniendo en peligro nuestra privacidad de datos y nuestra seguridad digital. El reciente incidente de CrowdStrike, en el que un único fallo provocó una interrupción generalizada, es más que una llamada de atención: es una advertencia clara de que nos enfrentamos a un problema mucho mayor. Pero hay una solución: las redes de infraestructura física descentralizadas (DePIN). Las DePIN ofrecen una forma revolucionaria de conectar el mundo físico a la cadena de bloques, superando por completo las principales fallas de nuestros sistemas centralizados actuales.
Este artículo de opinión es parte del nuevo Vertical DePIN de CoinDesk, que cubre la industria emergente de la infraestructura física descentralizada.
Las redes DePIN conectan ingeniosamente dispositivos físicos como sensores, dispositivos IoT, computadoras y teléfonos inteligentes con redes blockchain descentralizadas. Al compartir datos, ofrecer recursos o ayudar a mantener las cosas en funcionamiento, los usuarios obtienen recompensas reales en activos digitales, un trato justo que se ha esperado durante mucho tiempo en el mundo digital. Esta configuración no solo permite que los usuarios se beneficien de su participación, sino que los libera del control de intermediarios centralizados que han estado explotando el sistema durante demasiado tiempo al aprovecharse de los datos de los usuarios. Estos intermediarios usan estos datos para publicidad, marketing y análisis específicos, generando ingresos masivos y ofreciendo poco a cambio a los usuarios.
La idea es sencilla: distribuir la infraestructura física y recompensar a las personas por contribuir a la red. Estas contribuciones pueden ser desde compartir datos sobre sus hábitos de conducción o el rendimiento del vehículo hasta alquilar espacio adicional en el disco duro, compartir su ancho de banda de Internet o conectar sensores meteorológicos para obtener datos ambientales en tiempo real. En lugar de simplemente entregar sus datos a grandes empresas tecnológicas para monetizarlos, DePIN le permite compartirlos y recibir un pago. Es más que simplemente participar: se trata de asegurarse de que cada usuario se convierta en una parte interesada en la infraestructura de la que depende.
Aplicaciones en el mundo real
Hoy en día, los proyectos basados en DePIN ya están reimaginando innumerables aspectos de nuestra vida cotidiana. Tomemos como ejemplo la geolocalización, donde las redes de blockchain como GEODNET están ampliando los límites de la precisión de la ubicación a una precisión centimétrica, desbloqueando un enorme potencial en campos como la agricultura, la construcción y las operaciones con drones. Estas soluciones permiten a los agricultores afinar la gestión de los cultivos como nunca antes, mientras que los proyectos de construcción podrían alcanzar nuevos niveles de precisión y los drones autónomos podrían navegar con una precisión milimétrica, todo gracias a una red impulsada por personas que contribuyen a ella y se benefician de ella.
En otro caso, el aumento del acceso a Internet impulsado por la comunidad, como los 150 millones de puntos de acceso activos de WiFi Map en todo el mundo, no es sólo una opción nueva. Es un desafío audaz a los monopolios obsoletos de las telecomunicaciones. Mientras tanto, DIMO permite a las personas recopilar, usar y monetizar datos de sus vehículos, al tiempo que ofrece a los desarrolladores API especiales para crear aplicaciones que aprovechen esta información para casos de uso como seguros, mantenimiento de vehículos y gestión de flotas.
En otro caso, Witness Chain, un sistema a prueba de DePIN que ya ha atraído más de 5 mil millones de dólares en participación delegada de los restakers de EigenLayer, está trabajando activamente para unificar la economía DePIN, a menudo aislada. La red permite que proyectos DePIN dispares compartan sus ubicaciones físicas, capacidades de red y otros datos para conectarse entre sí, estableciendo una cadena de suministro de extremo a extremo de infraestructura descentralizada.
Otros proyectos DePIN, como el operador de redes móviles XNET, están haciendo grandes avances para brindar conectividad de red confiable (que hoy la ONU considera un derecho humano) a los 2.900 millones de personas en el mundo que aún no tienen acceso a Internet. XNET aprovecha el ancho de banda reservado para el Servicio de Radio de Banda Ancha Ciudadana (CBRS, por sus siglas en inglés) y el Wi-Fi de nivel de operador para construir una comunidad descentralizada de operadores de red que se coordinan a través de una cadena de bloques común.
De manera similar, las redes de almacenamiento como Filecoin permiten a las personas utilizar su espacio de almacenamiento adicional para crear una alternativa más resistente, eficiente y fácil de usar al almacenamiento en la nube tradicional. Este cambio hace que estos servicios sean más accesibles y asequibles, al tiempo que les da a los usuarios el control y la oportunidad de obtener ganancias a partir de recursos que, de otro modo, se desperdiciarían.
En última instancia, la descentralización no sólo mejora el acceso sino que también democratiza el núcleo de nuestro mundo digital altamente interconectado.
¿Qué nos detiene?
Si bien las soluciones de almacenamiento descentralizado actuales pueden no alcanzar la rentabilidad de las alternativas centralizadas, se trata de un obstáculo temporal, no de una barrera permanente. Sin embargo, se trata de un problema solucionable. Una mejor compresión de datos y los avances en hardware de consumo llevarán a un "punto óptimo" en el que el almacenamiento en la nube descentralizado se vuelva tan eficiente como las opciones centralizadas.
La tecnología está diseñada para ser antifrágil. El hecho de que suframos cortes masivos de suministro eléctrico debido a puntos únicos de fallo no es solo inconveniente o inaceptable, sino que es una crítica contundente a nuestro sistema actual. Pero, una vez más, este problema también tiene solución: podemos lograrlo descentralizando verdaderamente todos los aspectos de nuestra infraestructura digital, incluidos elementos que a menudo se pasan por alto, como los probadores en los sistemas de cadena de bloques.
Las herramientas de código abierto impulsarán esta transformación. Las herramientas de ZK como Plonky3 ya se están utilizando para crear probadores y otras infraestructuras críticas, y proyectos como Fleek las aprovechan para impulsar probadores descentralizados de alta eficiencia.
El momento de implementar DePIN no es ahora, sino que se debió haber hecho hace tiempo. Su potencial para transformar nuestro panorama digital no solo es emocionante, sino que es absolutamente necesario para el futuro de una Internet libre y abierta. Debemos actuar ahora para aprovechar esta oportunidad y construir el futuro descentralizado que todos merecemos.
Nota: Las opiniones expresadas en esta columna son las del autor y no reflejan necesariamente las de CoinDesk, Inc. o sus propietarios y afiliados.