Los africanos enfrentan varios desafíos con las criptomonedas, entre ellos la incertidumbre regulatoria, una infraestructura digital limitada y un bajo nivel de alfabetización financiera. La volatilidad, las estafas y la aceptación limitada por parte de los comerciantes dificultan aún más su adopción. El acceso a monedas estables y a intercambios seguros suele estar restringido, mientras que los riesgos de ciberseguridad siguen siendo altos. Estos problemas dificultan que las criptomonedas se integren sin problemas en los sistemas financieros del continente.