En un giro sorprendente, el expresidente Donald Trump reaccionó recientemente al inesperado respaldo del presidente ruso Vladimir Putin a la vicepresidenta Kamala Harris para las próximas elecciones estadounidenses. Putin causó revuelo cuando expresó su preferencia por Harris sobre Trump durante un discurso televisado, dejando a muchos desconcertados por la declaración.

Trump, tomado por sorpresa, comentó: “No estoy seguro de si debería ofenderme o si Putin me está haciendo un favor. Es una situación extraña”. El expresidente parecía no estar seguro de qué hacer con el respaldo, dada su relación pasada con Putin, que a menudo ha sido objeto de escrutinio.

La administración Biden no perdió tiempo en condenar la participación de Putin. John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, afirmó firmemente: “Putin debe mantenerse al margen de las elecciones estadounidenses. Depende del pueblo estadounidense elegir a sus líderes, no de los actores extranjeros”.

Si bien Trump ha desestimado las acusaciones anteriores de interferencia rusa como parte de una “falsa caza de brujas política”, la naturaleza de este último acontecimiento ha provocado un nuevo debate. Algunos analistas especulan que el respaldo de Putin a Harris podría tener más que ver con generar confusión que con expresar un apoyo genuino. Putin incluso bromeó sobre la risa característica de Harris, calificándola de "contagiosa", lo que se suma a la sensación de que su apoyo podría no ser del todo serio.

La ex oficial de la Agencia de Inteligencia de Defensa Rebekah Koffler ofreció su perspectiva, sugiriendo que Rusia podría considerar a Harris como alguien más fácil de influenciar en comparación con Trump, cuya imprevisibilidad a menudo lo hace difícil de manipular.

El respaldo ha dejado a muchos cuestionando los verdaderos motivos de Putin, si se trata de una estratagema deliberada para crear división o una medida calculada para complicar aún más el panorama político en los EE. UU.