El arresto de Durov se produce cuando Telegram está bajo un creciente escrutinio, particularmente por su papel a la hora de facilitar la difusión incontrolada de contenidos, incluidos extremistas y desinformación. A pesar de enfrentar estos desafíos, Telegram sostiene que cumple con las leyes europeas y niega las acusaciones, diciendo que es inapropiado responsabilizar a una plataforma o a sus propietarios por el abuso por parte de algunos usuarios.
El arresto de Durov también pone de relieve cuestiones más amplias sobre la responsabilidad de las plataformas, especialmente cuando se trata de servicios de comunicaciones cifradas difíciles de controlar. Esta situación podría tener un impacto grave en los líderes tecnológicos y otras plataformas a nivel mundial, lo que podría conducir a regulaciones y medidas de cumplimiento más estrictas.