En 1987, un conductor de rickshaw de 74 años llamado Bai Fangli regresó a su ciudad natal con la intención de jubilarse de su agotador trabajo. Allí vio a niños trabajando en el campo porque eran demasiado pobres para pagar las tasas escolares.
Bai regresó a Tianjin y reanudó su trabajo como conductor de rickshaw, consiguiendo un alojamiento humilde cerca de la estación de tren. Permaneció disponible para los clientes las 24 horas del día, consumió comidas básicas y se vistió con ropa de segunda mano que encontró por casualidad. Cada centavo que ganó a través de su arduo trabajo se destinó a ayudar a niños desfavorecidos a acceder a la educación.
En 2001, condujo su rickshaw hasta la escuela secundaria Tianjin YaoHua para entregar su último pago de dinero. Con casi 90 años, les dijo a los estudiantes que ya no podía trabajar. Todos los estudiantes y profesores se emocionaron hasta las lágrimas.
En total, Bai donó un total de 350.000 yuanes para ayudar a más de 300 estudiantes pobres a continuar con sus estudios. En 2005, Bai falleció dejando un legado inspirador.
Si un conductor de rickshaw que vestía ropa usada y no tenía educación puede ayudar a 300 niños a ir a la escuela, ¡imagínese lo que usted y yo podemos hacer con los recursos que tenemos para lograr un cambio positivo en nuestro mundo!
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