Hester Peirce, Comisionada de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (Securities and Exchange Commission, SEC) afirma sobre la implementación de una prohibición al Bitcoin.

“Tendrías que clausurar la Internet”

Aunque la capitalización del mercado #Bitcoin ha superado los mil millones de dólares, las declaraciones de las autoridades gubernamentales y líderes empresariales continúan avivando la llama sobre la especulación de que Estados Unidos imponga una prohibición al Bitcoin.

La Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, ha criticado públicamente a Bitcoin y otras criptomonedas por su papel en las “finanzas ilícitas”. Por su parte, en el sector privado Ray Dalio, fundador del fondo de inversión de alto riesgo más grande del mundo, ha comentado que Bitcoin podría llegar a ser proscrito al igual que el oro lo fue en la década de 1930.

Jesse Powell, CEO de Kraken (una casa de cambio de criptomonedas con sede en Estados Unidos) también advirtió que “podrían haber algunas medidas severas” contra los activos digitales.

¿Podría Estados Unidos hacer realidad tales “medidas” uniéndose a países como la India, Nigeria y Turquía para implementar un “bloqueo” contra Bitcoin?

Si bien una prohibición completa es ciertamente posible, las dificultades prácticas, legales, económicas y políticas de implementar dicha prohibición lo hacen poco probable. En vez de esto, podemos esperar que Estados Unidos se una con otras economías desarrolladas alrededor del mundo para regular aún más al Bitcoin.

Las autoridades se enfrentarán al reto de redactar leyes que se puedan aplicar, sin, de esta manera, estrangular las nuevas oportunidades de crecimiento económico que Bitcoin ofrece a los países que lo aceptan con brazos abiertos.

Desafíos prácticos

Una comprensión básica de lo que es la tecnología #blockchain subraya los desafíos prácticos de una prohibición de Bitcoin.

El término “Blockchain” describe a un libro de cuentas, descentralizado y distribuido, que registra el historial y las transacciones asociadas con los activos digitales. Bitcoin es un activo virtual al que se accede desde dicha “blockchain” o cadena de bloques, desde la cual  también queda registrado.

Asimismo, el término criptomoneda es una denominación errónea, ya que, Bitcoin es más una red descentralizada que una moneda tradicional que puede ser retenida o confiscada por un custodio autorizado. En lugar de tener “monedas” físicas o tener acceso a una “cuenta” que regule un tercero, el que sea dueño de bitcoin utiliza llaves privadas para desbloquear los activos digitales registrados en el “blockchain”, la cual es mantenida por una red descentralizada y global de computadoras.

Estas llaves privadas a menudo son representadas por una serie de palabras, conocidas como “frase de recuperación”, que pueden ser memorizadas y utilizadas para acceder a sus bitcoin en cualquier parte del mundo donde haya una conexión a Internet. Por lo tanto, bitcoin se puede confiscar tanto como podrían confiscar sus propios recuerdos.

Si bien Estados Unidos podría criminalizar la propiedad de bitcoin, sería casi imposible aplicar tal impugnación. Específicamente, no habría forma en la que el gobierno pudiera confiscar los bitcoin desde su red descentralizada global.

El gobierno no podría captar las “frases de recuperación”, antes mencionadas, que fueron memorizadas por sus propietarios, quienes se niegan a compartirlas o afirman que las perdieron o fueron robadas. Además, las prohibiciones en otros países muestran que esta medida podría ser contraproducente.

Un ejemplo de esto fue cuando el Banco Central de Nigeria prohibió a las instituciones financieras locales prestar servicios a empresas de criptomonedas, los compradores y vendedores comenzaron a utilizar plataformas de comercio “p2p” o de “igual-a-igual” para poder hacer el intercambio o “trading” de bitcoin a un precio especial en ese país.

Desafíos legales

El discurso político que ha sido parte de la red Bitcoin desde sus inicios y la naturaleza asociativa inherente de esta misma red también harían que cualquier prohibición impuesta sobre este activo esté sujeta a ser desafiada por la Primera Enmienda.

Bitcoin se creó como una red pública donde los participantes realizan entradas inalterables en un libro contable electrónico o digital. Si bien la manifestación más visible de estas entradas es el intercambio de valor, bitcoin es más que simplemente dinero. Según el destacado defensor de Bitcoin,

Andreas Antonopoulos:

decir que Bitcoin es dinero digital es como decir que la Internet es un teléfono elegante. Es como decir que Internet solo tiene que ver con el correo electrónico. El dinero es solo su primera forma de aplicación”.

De hecho, la red Bitcoin se ha utilizado para el discurso político desde sus inicios. El primer bloque o bloque “génesis” en la blockchain de Bitcoin incluyó la siguiente declaración en él: Times 03/Ene/2009: “Canciller al borde del segundo rescate para los bancos.”. El día de su oferta pública inicial (OPI) de Nasdaq, Coinbase hizo que un “pool de minería” insertara el siguiente titular en la “blockchain” de Bitcoin: “NYTimes 10/Mar/21 La casa da la aprobación final al proyecto de ley de alivio de la pandemia de $1.9T de Biden.

Estos mensajes, que sirven como comentario sobre el papel que desempeñan los bancos centrales y las autoridades gubernamentales, no pueden ser censurados y pueden ser leídos por cualquier persona que posea una conexión a Internet. A diferencia de los comunes garabatos que nos encontramos en un simple y perecedero billete de dólar de papel, las declaraciones políticas se han estampado de forma permanente e irrecuperable en la “blockchain” de Bitcoin desde sus inicios y durante varios momentos importantes de su historia.

El discurso político que Bitcoin ha expresado desde su fundación, como una asociación en red fuera del alcance de las autoridades centralizadas, debería someter cualquier intento de prohibición a ser visto bajo una gran lupa. Debido a que la Primera Enmienda se ha aplicado ampliamente a las nuevas tecnologías emergentes, sería razonable esperar que se aplique de esta misma manera extensa a la tecnología “blockchain”.

Los que se oponen a una prohibición de Bitcoin en los Estados Unidos también tienen argumentos a favor del debido proceso, bajo la Cuarta, Quinta y Decimocuarta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos.

La IRS (siglas en inglés para Servicio Interno de Impuestos) clasifica a bitcoin como una propiedad y, por lo tanto, cualquier prohibición podría representar una incautación inconstitucional.

El propio gobierno americano ha incautado y vendido bitcoin, legitimando todavía más su estatus como propiedad protegida por la constitución. Si bien el gobierno podría compensar este argumento ofreciendo a los “holders” un espacio en el que puedan convertir sus bitcoin a dólares estadounidenses, la pérdida potencial de cientos de miles de millones de valor neto para individuos y empresas con cotización en la bolsa difícilmente resultaría en una “compensación justa” garantizada por la Constitución.

Desafíos económicos

Incluso si el gobierno de los Estados Unidos pudiera prohibir legalmente a bitcoin, hacerlo sería económicamente prohibitivo.

Gran parte del valor de bitcoin ha sido creado y está en manos de empresas estadounidenses. Por ejemplo, Tesla ha comprado $1.5 mil millones en bitcoin, Coinbase es una “casa de cambio” de criptomonedas que cotiza en la bolsa, con sede en Estados Unidos, que tiene un valor de mercado de más de $85 mil millones, y los bancos importantes como JPMorgan Chase y Goldman Sachs están lanzando productos de inversión en criptomonedas. Además, empresas de pago como Visa y PayPal están ayudando a miles de pequeñas empresas a aceptar bitcoin a cambio de bienes y servicios. Aunque los que se oponen pueden repetir como loros las afirmaciones de que los terroristas y los traficantes de drogas utilizan bitcoin, el análisis de la “blockchain” sugiere que solo una pequeña y cada vez menor fracción de las transacciones de bitcoin se utilizan con fines nefastos.

Las numerosas aplicaciones de Bitcoin para almacenar valor, autenticarlo y para el compartir de propiedad intelectual, prometen crear muchas empresas nuevas, tal como lo hizo la aparición de Internet a fines de la década de 1990 y principios de los 2000. Cualquier prohibición o abrumadora regulación que imponga el gobierno de los Estados Unidos, desperdiciaría la oportunidad de que su país siga siendo un líder mundial en nuevas tecnologías.

Desafíos políticos

Así como la red Bitcoin ha crecido exponencialmente, también lo ha hecho su influencia política. Esta influencia, combinada con factores prácticos, legales y económicos, probablemente resultará en que el gobierno de los Estados Unidos cree una certeza regulatoria en lugar de una prohibición total a Bitcoin en sí.

Las empresas y las personas que han tenido una exposición significativa, también tienen una influencia política importante. Según Coindesk, Sam Bankman-Fried, CEO de la plataforma de derivados de criptomonedas #FTX fue quien hizo la segunda donación más grande a la campaña presidencial de Joe Biden. Recientemente, Fidelity Investments, Square y Coinbase unieron fuerzas para lanzar un grupo de “trade” o intercambio de Bitcoin, para hacer “cabildeo” a las autoridades políticas.

A medida que el número de usuarios de Bitcoin continúa creciendo sin que nadie lo detenga, cualquier intento de prohibición se enfrentaría no solo con la resistencia de los grupos de presión corporativos, sino también a la ira de un bloque del público votante creciente y apasionado. De hecho, #Binance , la principal “casa de cambio” de criptomonedas mas grande e importante del mundo, ha dado a conocer un total de aproximadamente 150 millones de usuarios verificados, por ende, no hay duda de que este grupo de rápido crecimiento ejercería una presión política significativa en respuesta a cualquier prohibición que se proponga.

Conclusión

Hasta que haya una mayor claridad regulatoria con respecto a Bitcoin, las declaraciones de algunas figuras gubernamentales prominentes y líderes corporativos continuarán avivando la llama de la especulación sobre la inminente desaparición de este activo emergente.

Aunque una #prohibición total sería inviable por las razones antes mencionadas, se puede esperar que llegue a haber una mayor regulación. Si esta regulación se adapta de buena manera para evitar estrangular la economía emergente de Bitcoin, podría aportar una recién descubierta legitimidad al activo digital, minimizar su uso con fines ilícitos y aportar estabilidad adicional a sus precios.