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Nayib Bukele comenzó ayer su segundo mandato como presidente de El Salvador, continuando los esfuerzos pioneros de su administración en la adopción de criptomonedas. Desde septiembre de 2021, Bitcoin es la moneda de curso legal oficial en el país sudamericano.

Como recordatorio, en su primer mandato, Bukele ha reafirmado su compromiso de comprar un BTC diariamente en una billetera fría hasta que técnicamente ya no se pueda adquirir la criptomoneda.

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Max Keiser, un gran partidario de Bitcoin y asesor del presidente, ha elaborado un ambicioso plan para El Salvador durante el segundo mandato de Bukele. Keizer cree que la riqueza del país estará cada vez más controlada por sus ciudadanos a través de nodos descentralizados de Bitcoin.

En este escenario, el presidente propondrá iniciativas que el público pueda financiar mediante crowdsourcing, reinventando efectivamente el contrato social y operando la nación en una economía circular centrada en BTC.

Mi predicción para el segundo mandato de Bukele: la riqueza del país será controlada por el pueblo salvadoreño que administrará sus propios nodos #Bitcoin. (@NodeNationSV) El presidente les presentará ideas y ellos financiarán colectivamente lo que quieran. El contrato social se habrá reinventado… pic.twitter.com/qq8Wb3NoAG

– Max Keizer (@maxkeiser) 2 de junio de 2024

También ve a El Salvador libre de deudas y utilizando su energía geotérmica y volcánica para impulsar la minería de Bitcoin, con el objetivo de controlar el 10% de la tasa de hash global.

El país ya ha logrado avances significativos en esta dirección, utilizando energía geotérmica del volcán Tecapa para extraer 473,5 BTC, por un valor de unos 29 millones de dólares. De los 102 MW generados por las centrales eléctricas del país, 1,5 MW se dedican a la minería de Bitcoin.

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Según datos de Arkham, El Salvador posee actualmente 5.718 BTC, por un valor aproximado de 400,26 millones de dólares. Keizer cree que este enfoque innovador reducirá la influencia de los bancos centrales y hará que las instituciones financieras internacionales como el FMI sean irrelevantes en las políticas económicas del país.