El riesgo es la probabilidad de perder parte del capital invertido en una transacción y, en consecuencia, la gestión de riesgos es la capacidad de determinar esta probabilidad y controlar las pérdidas financieras debido a transacciones fallidas.
La gestión de riesgos es una de las habilidades clave de un comerciante y de ella depende la estabilidad de los ingresos y la proporción de pérdidas derivadas de las fluctuaciones impredecibles de los precios.
Tres pilares sobre los que se sustenta la gestión de riesgos:
Limitar el riesgo de transacción.
El monto de riesgo de una operación es la diferencia entre el precio de compra (posición de entrada) y el nivel de stop loss.
Se recomienda que el riesgo de una transacción no supere el 1,5% -2% del capital total.
Limitar el riesgo de capital.
La regla general es que el riesgo total de todas las transacciones no debe exceder el 20-25% del capital.
Esto significa que si cierra todas las órdenes con pérdidas, debería quedarse con al menos el 75% de su capital inicial.
Determinar la rentabilidad de una transacción.
Para compensar posibles pérdidas y generar ingresos, la relación entre ingresos y riesgo debe ser de 3:1 o al menos 2:1.
El monto del ingreso es la diferencia entre la posición de entrada y el nivel de toma de ganancias (TakeProfit).
🗣️ El cumplimiento de estos principios le permitirá evitar grandes pérdidas de capital y ahorrar la mayor parte del mismo, lo que aumenta las posibilidades de recuperación exitosa en caso de fallas.