El comercio de futuros es un mercado financiero en el que los participantes acuerdan comprar o vender un activo particular a un precio determinado en una fecha futura específica. Se utiliza para diversos fines, incluida la especulación sobre movimientos de precios, protección contra riesgos y exposición a diferentes mercados. Los operadores no necesitan poseer el activo subyacente para negociar futuros, lo que permite apalancar capital y rendimientos potencialmente más altos, pero también implica un riesgo significativo.