• La inflación de la eurozona cayó inesperadamente al 2,4% en marzo, alimentando el optimismo de que el BCE podría recortar las tasas de interés para el verano.

La disminución se debió principalmente a aumentos menores en los precios de los alimentos y las materias primas, mientras que los precios de los servicios se mantuvieron sin cambios.

A pesar de la caída de la inflación, los economistas y el BCE han sido cautelosos al asegurarse de que la caída de la inflación sea sostenible y estable antes de proceder a recortar las tasas de interés.

En marzo, durante el último torbellino financiero, la inflación de la eurozona cayó al 2,4%, confundiendo a los economistas y sus bolas de cristal. La inesperada caída de la inflación respecto al mes anterior, cuando se situó en el 2,6%, desató una ola de #optimism que un recorte de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) estaba a la vuelta de la esquina. Sin embargo, cuando el confeti disminuyó, una mirada más cercana reveló una imagen desconcertante.

El debilitamiento de la inflación se debió principalmente a menores aumentos en los precios de los alimentos y las materias primas, que suavizaron en cierta medida el golpe de la estabilidad de los precios de los servicios. Parece como si estuviéramos presenciando un acto de equilibrio en el que hay mucho en juego, en el que un paso en falso y todo se derrumbará. Los economistas encuestados por Bloomberg esperaban que los precios aumentaran un 2,5% en marzo, pero los datos reales fueron ligeramente superiores, para alivio y consternación de la comunidad financiera.

Los datos ya han llegado a la mesa del BCE, donde los grandes discutirán la política monetaria, pero el ambiente es cautelosamente optimista. La caída de la inflación apunta a un posible punto de inflexión en lo que se llama la peor crisis de costo de vida de la región en una generación. Sin embargo, a medida que se acerca la reunión del Consejo del BCE, la pregunta que está en boca de todos es con qué rapidez se aflojarán las palancas de la flexibilización de la política monetaria.

Dado que se espera que la inflación vuelva al objetivo del 2%, junio se considera el punto de partida para un recorte de tipos. Sin embargo, la intriga se está intensificando a medida que los funcionarios evitan el riesgo de actuar demasiado apresuradamente, ya que la economía podría tambalearse bajo el peso de los altos costos de endeudamiento.

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