Según Cointelegraph, el Banco Central del Reino de Eswatini ha publicado un documento de diseño que detalla su potencial moneda digital del banco central (CBDC), el lilangeni digital. El lilangeni digital se concibe como una CBDC minorista tokenizada que opera en una base de datos distribuida en lugar de un libro de contabilidad distribuido. El documento de diseño describe que la CBDC contaría con billeteras en línea alojadas administradas por instituciones financieras y billeteras físicas, probablemente en forma de tarjetas inteligentes, que podrían funcionar sin acceso a Internet. La moneda sería intermediada, y las instituciones financieras la distribuirían a los usuarios a través de una infraestructura operada por el banco central. El lilangeni digital ofrecería pseudoanonimato, preservando la privacidad al tiempo que cumple con los requisitos de Conozca a su cliente y Antilavado de dinero. Además, los pagos podrían ser programables a nivel de billetera para permitir transacciones automatizadas o imponer restricciones de gasto, como para los niños. A pesar de los esfuerzos por promover una sociedad "sin efectivo", el efectivo sigue siendo el método de pago dominante en Eswatini. El banco central eliminó gradualmente los cheques en 2022 y tiene como objetivo garantizar la interoperabilidad del lilangeni digital dentro del marco existente de dinero electrónico y las normas internacionales. El lilangeni está vinculado al rand sudafricano. La CBDC se desarrolló en colaboración con Giesecke+Devrient utilizando su tecnología Filia CBDC y ha sido sometida a pruebas de concepto, pruebas en entornos aislados y proyectos piloto en vivo. Los retrasos en la capacitación del personal se señalaron como un desafío que sería necesario abordar para una implementación más amplia. La propuesta de CBDC de Eswatini comparte similitudes con la moneda digital prevista por Ruanda, ya que ambas se basan en tokens y operan en bases de datos distribuidas. La programabilidad, aunque menos favorecida en las economías desarrolladas, podría ofrecer ventajas en las regiones menos desarrolladas. Por ejemplo, en Kazajstán, las CBDC programables se consideran herramientas para combatir la corrupción.