El CEO de Ripple, Brad Garlinghouse, y el asesor legal principal, Stuart Alderoty, cenaron con Trump en Mar-a-Lago el 8 de enero, y anunciaron esta noticia en un tweet de la comunidad X. Esto se considera un consejo de Ripple a Trump sobre las pautas regulatorias de criptomonedas. Este encuentro siguió a la victoria legal de Ripple sobre la SEC de EE. UU., donde se determinó que el token XRP no se considera una venta de valores, lo que ha elevado las expectativas de la comunidad sobre la posible cotización futura de XRP como ETF al contado.

El CEO de Ripple declaró que, con el retorno de Trump a la Casa Blanca y el impacto del mercado alcista asociado, la compañía está gradualmente volviendo a centrar su negocio en los Estados Unidos, lo que traerá más oportunidades de empleo. Señaló que el 75% de los puestos están abiertos en el país, en contraste con la estrategia de expandirse al mercado extranjero debido a la presión de la SEC en los últimos años.

Al mismo tiempo, Ripple ha discutido con líderes políticos y de blockchain como la senadora Cynthia Lummis y el futuro presidente de la SEC Paul Atkins sobre cómo reformar el marco regulatorio para apoyar la innovación en activos digitales. Sus buenas relaciones gubernamentales también le han traído un rendimiento de precios destacado, siendo uno de los activos con mejor desempeño en crecimiento de capitalización de mercado recientemente, XRP incluso superó a USDT para convertirse en la tercera criptomoneda más grande por capitalización de mercado, siendo uno de los principales tokens conceptuales de la relajación regulatoria de Trump.