En el escenario político canadiense, una tormenta repentina está en camino. El lunes, el Primer Ministro Justin Trudeau anunció una decisión que sorprendió a todo el país: renunciará a su cargo en los próximos meses. Esta decisión no solo marca un importante giro en la política canadiense, sino que, en un contexto de perspectivas económicas inciertas y luchas internas políticas en aumento, ha traído un terremoto político para los votantes.
Esta declaración de Trudeau llega en un momento en que el parlamento canadiense está atrapado en un estancamiento. Para colmo, el inminente gobierno de Trump ha dejado claro que impondrá aranceles punitivos a los productos importados de Canadá. Esta noticia sin duda oscurece las perspectivas políticas y económicas de Canadá. La renuncia de Trudeau solo agrava la ya inestable situación política canadiense.
En una fría mañana de invierno en la capital Ottawa, Trudeau confesó a los periodistas frente a su residencia: "Es hora de un nuevo comienzo". También anunció que suspendería el parlamento hasta el 24 de marzo y que durante este tiempo continuaría actuando como líder del Partido Liberal y Primer Ministro, hasta que se elija un nuevo sucesor a través de una elección nacional del Partido Liberal. Trudeau dijo que realmente cree que eliminar la controversia sobre si debe continuar en el cargo es una oportunidad para aliviar la tensión política.
Trudeau, este líder político de 53 años, apareció por primera vez en la escena política hace casi una década y rápidamente se convirtió en un ícono progresista en el mundo occidental. Sin embargo, con el aumento del descontento contra el gobierno en funciones, el surgimiento de las olas antiinmigración y los efectos persistentes de la inflación durante la pandemia de COVID-19, Trudeau no ha podido escapar de la crisis. A pesar de que la tasa de inflación en Canadá ha caído por debajo del 2%, la tasa de desempleo sigue siendo alta, manteniéndose por encima del 6%.
La presión sobre Trudeau está aumentando día a día. Durante meses, ha estado enfrentando crecientes cuestionamientos dentro de su partido. En diciembre pasado, la repentina renuncia de su estrecha aliada, la Viceprimera Ministra y Ministra de Finanzas Chrystia Freeland, añadió un impulso intenso a esta tormenta política. Freeland criticó severamente en su declaración de renuncia el estilo de liderazgo de Trudeau y su gobernanza del país, argumentando que estaba atrapado en "juegos políticos costosos" y no había estado lo suficientemente preparado para enfrentar el desafío de Trump.
La salida de Freeland provocó un amplio clamor entre los miembros del Partido Liberal, pidiendo a Trudeau que pensara en los intereses del partido y renunciara para permitir que otros lideraran en las elecciones. Al mismo tiempo, el ascenso del Partido Conservador también ha puesto a Trudeau bajo una presión sin precedentes. En las encuestas recientes, el Partido Conservador lidera al Partido Liberal con una ventaja significativa de dos dígitos. El líder conservador Pierre Poilievre ha estado promoviendo activamente su filosofía de gobierno en las redes sociales, que incluye recortes de impuestos impopulares, construcción de viviendas, restauración del presupuesto y frenar la delincuencia, propuestas que han recibido un amplio apoyo.
La turbulencia en la política canadiense ocurre en un momento en que el país enfrenta la grave amenaza de los aranceles de Trump. Trump ha afirmado que impondrá aranceles a Canadá, lo que alteraría gravemente el acuerdo comercial entre Canadá, Estados Unidos y México. La implementación de aranceles podría tener un impacto devastador en la economía canadiense, que depende en gran medida de las exportaciones, especialmente en los sectores de petróleo y automóviles. Estados Unidos y Canadá son los mayores socios comerciales entre sí, y la imposición de aranceles sin duda tendrá profundas repercusiones económicas para ambas partes.
Para enfrentar este desafío, Trudeau viajó personalmente a Florida a finales de noviembre del año pasado, donde se reunió y negoció con Trump. Sin embargo, las conversaciones parecen no haber logrado avances sustanciales. A principios de diciembre, Trump se burló de Trudeau en las redes sociales, llamándolo "el gran gobernador de la provincia de Canadá", lo que exacerbó aún más las tensiones entre ambos.
El lunes, Trump respondió a la renuncia de Trudeau, sugiriendo nuevamente que Canadá debería convertirse en el "51º estado" de Estados Unidos. En las redes sociales, afirmó que si Canadá se uniera a Estados Unidos, los impuestos se reducirían y se eliminarían los aranceles. Esta declaración sin duda añade más incertidumbre al futuro de Canadá.
Tras el anuncio de renuncia de Trudeau, los posibles sucesores se convirtieron en el centro de atención del público. La ex Viceprimera Ministra y Ministra de Finanzas Freeland, el actual Ministro de Finanzas Dominique Leblanc, Mélanie Joly, quien ha sido la máxima diplomática de Canadá desde 2021, y Mark Carney, ex Gobernador del Banco de Inglaterra y ex Gobernador del Banco de Canadá, son todos posibles candidatos.
El gobierno de Trudeau no tiene una mayoría en el parlamento, lo que restringe severamente sus manos. El lunes, él declaró que la legislatura ha caído "completamente en un dilema de obstrucción, tácticas de dilación y una total falta de eficiencia". En comentarios hechos en francés, fue aún más directo al señalar que el parlamento "ya no está funcionando".
Para dar tiempo a su partido para elegir un nuevo líder, Trudeau decidió suspender el parlamento (este proceso se llama "suspensión del parlamento"). Dijo que el nuevo líder será seleccionado a través de un "proceso fuerte, nacional y competitivo". Un nuevo líder, quizás más popular, podría traer nuevas esperanzas al Partido Liberal en las próximas elecciones nacionales.
A pesar de que las próximas elecciones deben celebrarse antes de octubre de este año, aún existe la posibilidad de convocar elecciones anticipadas o forzar una votación. Sin embargo, el gobierno liberal bajo un nuevo primer ministro podría ser "de corta duración". Poco después de que comience la nueva legislatura, el gobierno liberal podría enfrentarse a una votación de confianza. Dado que el partido solo tiene una minoría en el parlamento y ha perdido el apoyo de todos los demás partidos, es muy probable que pierda esta votación. Esto obligaría a Canadá a celebrar elecciones federales.
Trudeau ha pasado diez años construyendo su marca política en torno a identidades como feministas, ambientalistas, defensores de refugiados y de pueblos indígenas, y persiguiendo transmitir un mensaje de cambio y esperanza similar al de Barack Obama. Sin embargo, los analistas señalan que esta marca ya no le funciona a Trudeau. Con el cambio en el entorno político y la fluctuación del sentimiento de los votantes, la carrera política de Trudeau parece estar llegando a su fin.
Tras anunciar su renuncia, Trudeau regresó a su residencia en Ottawa. Esta decisión no solo marca un punto de inflexión en su carrera política personal, sino que también traerá una serie de cambios y desafíos profundos para el futuro de Canadá. En este momento de incertidumbre, ¿cómo se escribirá un nuevo capítulo en la política canadiense? Este será el foco de atención para todos los que siguen de cerca la política y la economía de Canadá.