El gobierno brasileño, encabezado por figuras como el presidente Lula y el ministro de Economía, Fernando Haddad, ha adoptado una postura agresiva con respecto al control y la tributación de las criptomonedas. Dada la incompetencia de este gobierno de base comunista para generar ingresos, la idea es aumentar la supervisión, obligando a los intercambios a recopilar datos de sus usuarios y exigiendo la vinculación de las transacciones a documentos como el CPF. Si bien esta estrategia está "justificada" para ampliar el control fiscal y reducir la evasión fiscal, puede terminar generando un efecto colateral contrario a lo esperado: el fortalecimiento del mercado paralelo y descentralizado de criptomonedas.

Históricamente, Brasil ya ha experimentado la creación de mercados paralelos, como el famoso dólar paralelo, donde ciudadanos y empresas buscaban formas de realizar transacciones fuera del sistema financiero oficial para evitar la supervisión y la alta carga tributaria. La misma dinámica se puede repetir con las criptomonedas, pero con una ventaja importante: la descentralización.

Los usuarios e inversores experimentados con grandes volúmenes de criptomonedas tienen un profundo conocimiento de cómo eludir los sistemas de control, ya sea utilizando listas de ejecución en contratos inteligentes o moviendo activos a través de múltiples cadenas de bloques, lo que dificulta el seguimiento y la supervisión. Estas herramientas permiten transacciones automatizadas y programadas, que pueden ocurrir sin necesidad de intervención humana directa, haciéndolas prácticamente invisibles para el IRS.

Además, Brasil tiene una larga tradición de creatividad cuando se trata de encontrar soluciones para eludir las leyes. Si el gobierno intenta imponer reglas estrictas a las criptomonedas, es muy probable que surjan nuevas soluciones y herramientas que faciliten aún más la evasión fiscal, creando una red de transacciones que escapan a la regulación tradicional. Esto dará como resultado un mercado paralelo en crecimiento basado en criptomonedas descentralizadas que operan lejos de la supervisión estatal.

En lugar de fortalecer el mercado formal, el intento de control podría generar una migración aún mayor de riqueza fuera de Brasil, hacia plataformas y mercados internacionales que no están sujetos a las leyes brasileñas. Este movimiento no sólo debilita la moneda nacional, el real, sino que también desestabiliza la economía y genera mayor desconfianza entre la población, que ve el control gubernamental como una amenaza a su poder de elección y libertad financiera.

Por lo tanto, en lugar de poder controlar las criptomonedas, el gobierno puede estar creando sin darse cuenta las condiciones para el fortalecimiento del mercado paralelo, lo que dificulta aún más el seguimiento de las transacciones y la recaudación de impuestos. La clave para enfrentar el fenómeno de las criptomonedas no radica en una regulación excesiva, sino en adaptar y comprender las dinámicas descentralizadas y buscar soluciones de control más efectivas que respeten la libertad de mercado y la innovación.

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