Bueno, queridos amantes del dinero fácil, los felicitamos por otra «victoria». El bitcoin ha superado los cien mil, y el mundo cripto vuelve a burbujear, como una olla con sopa de fantasías mal cocida. Todos creen que pronto comenzará un nuevo orden financiero, donde se convertirán en multimillonarios, mientras que el viejo y bueno mundo se derrumbará bajo el peso de la «revolución descentralizada». Pero si miramos esto sin gafas de color rosa, queda claro: el mercado no solo está estancado, sino que se ríe silenciosamente de todos los que lo alimentan con su entusiasmo.

Vamos a entender por qué el precio sube, mientras que las cosas «reales» no. Comencemos por el hecho de que todo el mercado de criptomonedas no es una utopía financiera, sino una clásica pirámide especulativa. Las personas que entraron primero en el juego tienen enormes reservas de monedas y entienden perfectamente: lo principal es inflar el entusiasmo a tiempo y hacer que los demás crean en el «crecimiento infinito». Y mientras la multitud discute cómo el «bit» salvará al mundo de la inflación y las crisis financieras, los grandes jugadores están sistemáticamente «liquidando» sus activos, asegurando ganancias mientras los precios son altos.

Pero no, por supuesto, la multitud no quiere reconocer lo obvio. Porque en la criptomoneda lo principal es la fe. Fe en que mañana despertarán millonarios, simplemente porque tienen unos pocos números digitales en su billetera. Les importa un comino que el sector real de la economía esté estancado, mientras que los salarios crecen a la velocidad de un caracol en dieta. Lo principal es que el número en la pantalla sube, ¡y eso significa que la vida ha sido un éxito!

El sarcasmo está en que la mayoría de los entusiastas de las criptomonedas ni siquiera entienden en qué se han metido. Creen sinceramente que están participando en un «proyecto innovador», aunque en realidad los utilizan como combustible para una burbuja especulativa. ¿El verdadero valor de la cripto? Claro, por supuesto, algún día cambiará el mundo... Quizás. Pero ya lleva más de diez años este «instrumento revolucionario» usándose exclusivamente para manipulaciones y robos a gran escala.

Entonces, ¿qué tenemos? El precio sube, y con él la fe en un futuro brillante. Solo que el problema es que todo esto recuerda a una fiesta en el Titanic, donde mientras suena la música, nadie nota el iceberg en el horizonte. Pero cuando la burbuja estalle una vez más, por supuesto, todos serán culpables, excepto aquellos que invirtieron en ella sin pensar. «Manipuladores», «corrupción», «bancos», «FED» — la lista de excusas ya está lista, y cada fanático de las criptomonedas con gusto se la dará a sus amigos para explicar por qué su «inversión genial» volvió a hundirse.

Al final, solo queda una pregunta: ¿cuántos más de estos ciclos hay que pasar para que la gente entienda que están jugando un juego con un final predecible? Aunque no, ¿para qué hacer tales preguntas? Porque la fe es más fuerte que la lógica, y la esperanza de ganar con la burbuja es más fuerte que el sentido común. Así que esperamos la próxima vuelta de la «revolución descentralizada». Y sí, no olviden saltar en la salida, cuando el precio vuelva a bajar — si tienen tiempo.

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