Siria, un país que recoge los pedazos tras el colapso del régimen de Assad, se prepara para una radical transformación financiera: la legalización de Bitcoin.
El Centro Sirio de Investigación Económica ha propuesto un plan ambicioso instando al gobierno transitorio a adoptar Bitcoin y otros activos digitales para abordar la inflación, estabilizar su economía y atraer inversiones globales.
El plan llega en un momento en que la nación enfrenta un desafío insano de reconstrucción tras décadas de guerra y devastación financiera.
La propuesta se centra en utilizar Bitcoin como un salvavidas para los ciudadanos de Siria y su sistema financiero en ruinas. Sugiere un marco regulatorio para legitimar el uso de Bitcoin para el comercio, la minería y las transacciones financieras.
Un plan para la revolución financiera de Siria
Pero no se detienen ahí. Se espera que la libra siria se digitalice, respaldada por oro, dólares y Bitcoin, proporcionando un ancla muy necesaria para la débil moneda.
Este enfoque podría cambiar completamente el sector financiero en Siria, donde la inflación y la devaluación han erosionado la confianza en la banca tradicional. “El banco central supervisará el proceso, asegurando que opere dentro de un marco seguro y responsable”, dice la propuesta.
Otro elemento clave del plan es utilizar los recursos energéticos no explotados de Siria para la minería de Bitcoin. Se permitirá a los emprendedores minar Bitcoin, pero no sin supervisión. El gobierno tiene la intención de prevenir monopolios y asegurar que el impacto ambiental y social de la minería se mantenga bajo control.
Las instituciones financieras también están siendo incluidas. Se alentará a los bancos, startups y casas de cambio a integrar Bitcoin en sus operaciones. Esto podría simplificar las remesas para los millones de sirios dependientes de fondos enviados desde el extranjero y ofrecer un salvavidas para las empresas paralizadas por años de inestabilidad.
La propuesta también dice que quiere que los ciudadanos mantengan la plena custodia de sus activos digitales. La privacidad y la seguridad son aparentemente primordiales, con promesas de que los usuarios pueden transaccionar libremente sin miedo a interferencias, todo mientras se adhieren a las leyes locales e internacionales.
Incluso antes de que la legalización de Bitcoin se convirtiera en una posibilidad, las criptomonedas ya eran bastante populares en Siria, aunque quizás no siempre por las razones correctas. Grupos como Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), un actor clave en la oposición, han estado usando Bitcoin para financiar sus operaciones.
HTS ha estado vinculado alguna vez a al-Qa’ida y tiene un historial de recaudar fondos a través de donaciones en criptomonedas, a pesar de las sanciones internacionales.
Su líder, Abu Muhammad al-Jolani, es increíblemente controvertido. Una vez miembro de al-Qa’ida, desde entonces se ha distanciado del grupo y ha buscado rebrandear a HTS como una fuerza política legítima. Pero nadie le está creyendo.
Obstáculos y giros geopolíticos
Ahora, la transformación financiera de Siria enfrenta una montaña de obstáculos, comenzando con las sanciones internacionales. Estas restricciones han aislado al país durante mucho tiempo del sistema financiero global, y adoptar Bitcoin podría provocar una mayor supervisión. Aunque algunos expertos creen que ese es precisamente el objetivo.
La naturaleza descentralizada de Bitcoin ofrece una forma de eludir los sistemas bancarios tradicionales, al igual que lo hacen Irán y Corea del Norte. La deuda es otro problema. El régimen de Assad dejó a Siria cargada de préstamos y obligaciones, añadiendo otra capa de complejidad a cualquier reforma financiera.
Además, la infraestructura necesaria para apoyar una economía digital —piensa en ciberseguridad, experiencia en blockchain y acceso a internet— sigue siendo un gran problema.
La geopolítica también complica la situación. Siria ha sido históricamente un tablero de ajedrez para naciones poderosas, con Rusia e Irán desempeñando roles importantes en el apoyo al régimen de Assad. Ambos países tienen economías criptográficas fuertes, pero su futura participación en la recuperación económica de Siria es incierta.
Mientras tanto, países vecinos como Turquía y Líbano también han abrazado las criptomonedas para luchar contra sus propias dificultades económicas, preparando el escenario para posibles asociaciones —y rivalidades— regionales.
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