El punto más difícil del trading es que no solo eres un ejecutor de operaciones, también debes ser tu propio supervisor.

En la escuela tenemos maestros que supervisan, en el trabajo cotidiano hay supervisión institucional, todos te controlan, te dicen qué hacer.

Pero en el mundo del trading es completamente libre; aprender o no depende de ti, la autodisciplina también depende de ti. Sin embargo, debido a la libertad excesiva, muchas personas se entregan a sus instintos y comienzan a seguir las tendencias, porque es emocionante.

En este momento, la diferencia entre las personas se hace evidente; algunas pueden mantener la calma y mantener distancia del mercado, no dejándose influir por las fluctuaciones, manteniendo un pensamiento racional. Estas personas pueden ganar dinero porque, sin importar el entorno, pueden mantenerse firmes. El mercado castiga a aquellos que no pueden controlarse; esto merece una reflexión más profunda.