He reflexionado mucho sobre la situación de Brasil, especialmente en relación a los altos impuestos, la falta de control sobre el gasto público y la devaluación de la moneda. Por eso, estoy tomando algunas decisiones importantes para mi vida que sólo el tiempo dirá si estoy en el camino correcto.
Mi estrategia ha sido diversificarme y no invertir todo mi dinero en Brasil. Estoy organizando una reserva de dólares específicamente para cubrir los costos de una posible salida del país. Afortunadamente, tengo derecho a la ciudadanía europea, lo que facilita mucho el proceso. Sin embargo, si no tuviera este derecho, haría todo lo posible para ganármelo, ya sea a través del estudio, el trabajo u otros caminos.
Además, he estado convirtiendo parte de mi salario en dólares, evitando invertir en acciones brasileñas. He estado dirigiendo mis recursos hacia acciones y criptomonedas estadounidenses, buscando formas de proteger mis activos y garantizar un futuro más estable. A mis 24 años, me doy cuenta de que nunca viví un período de verdadera estabilidad económica en Brasil, lo que refuerza mi decisión de prepararme para algo mejor.
Sé que el proceso de salir del país y empezar de nuevo no es sencillo, pero lo veo como una alternativa necesaria. Para aquellos que no tienen derecho a la ciudadanía extranjera, considero viable buscar un país como Portugal, donde, incluso enfrentando desafíos iniciales, es posible convertirse en ciudadano europeo en unos pocos años. Esto le abriría muchas puertas para vivir en otros lugares, sin necesidad de regresar a Brasil.
Mi objetivo es evitar pasar el resto de mi vida en un país que, para mí, limita mucho nuestro potencial y nos oprime más de lo que nos libera.
Puedo estar equivocado, pero lo encuentro difícil.