Stephen Akridge, cofundador de Solana, se encuentra en medio de un enfrentamiento judicial. Su exesposa, Elisa Rossi, lo ha arrastrado a una demanda alegando que se apoderó de “millones de dólares” de las recompensas que ella le dio por apostar.
Se trata de ganancias generadas al bloquear tokens Solana para validar transacciones, una forma habitual en la que los poseedores de criptomonedas obtienen ingresos pasivos. Rossi afirma que Akridge utilizó su profundo conocimiento técnico de la cadena de bloques para extraer las ganancias de sus tenencias de Solana.
Según la demanda, presentada en el Tribunal Superior de San Francisco, los tokens estaban en su billetera, pero las recompensas de alguna manera terminaron en manos de él. Ella lo acusa de operar sus cuentas de staking sin permiso y de embolsarse cada centavo.
La batalla legal es básicamente una telenovela sobre criptomonedas. Rossi y Akridge estuvieron casados durante diez años antes de solicitar el divorcio en febrero de 2023.
Los altos riesgos de las recompensas por staking
Al comprometer tokens en una red blockchain como Solana, los usuarios ayudan a validar transacciones y proteger la red, ganando nuevos tokens a cambio.
La denuncia de Rossi alega que Akridge, con su experiencia como ingeniero de cadenas de bloques de alto nivel, utilizó este mecanismo en su contra. La cantidad exacta de dinero en disputa no está clara, ya que se han tachado partes de la demanda. Pero Rossi ha calificado las sumas de "significativas".
Teniendo en cuenta la reciente recuperación de precios de Solana, podrían valer fácilmente millones. Ni Akridge ni el equipo de Solana han hecho comentarios públicos sobre el caso. Ahora es el director ejecutivo de Cyber Grant Inc.
El polémico ascenso de Solana
Esta demanda llega en un momento en el que la propia Solana está recuperando protagonismo. La red blockchain ha tenido una historia turbulenta. Lanzada en 2017, sorprendió a la industria de las criptomonedas con su mecanismo de consenso Proof-of-History, que le permite procesar hasta 65.000 transacciones por segundo.
Esa velocidad puso a Solana en el mapa como competidor de Ethereum en finanzas descentralizadas (DeFi) y tokens no fungibles (NFT). Pero el ascenso histórico de Solana no estuvo exento de controversias. Verás, la cadena de bloques se vinculó estrechamente con Sam Bankman-Fried y su empresa comercial, Alameda Research.
Entonces, cuando FTX colapsó a fines de 2022, el precio de Solana se desplomó y cayó por debajo de los 10 dólares. Los críticos cuestionaron su futuro. Pero, si avanzamos rápidamente hasta el momento de esta edición, Solana ha desafiado las probabilidades. Su precio se disparó a 265 dólares en noviembre antes de estabilizarse alrededor de 241 dólares en diciembre.
La blockchain ahora cuenta con una capitalización de mercado de más de 100 mil millones de dólares y un valor total bloqueado (TVL) de 9.35 mil millones de dólares en proyectos DeFi. Es una de las criptomonedas más comercializadas del mundo, con volúmenes diarios que superan los 6 mil millones de dólares.
Aunque la red no ha sido inmune a los problemas técnicos, las interrupciones frecuentes han generado preocupaciones sobre su confiabilidad, incluso a medida que crece su popularidad entre desarrolladores e inversores.
En cuanto a Akridge, esta demanda podría empañar su legado como uno de los principales promotores de Solana. Según la denuncia de Rossi, fue ingeniero principal de Solana y trabajó junto a los cofundadores Anatoly Yakovenko y Raj Gokal para dar vida a la cadena de bloques.
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