El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, camina de puntillas por un campo minado mientras Donald Trump avanza a toda velocidad hacia su segundo mandato como presidente. El banco central está tratando de mantener su imagen de neutralidad mientras se prepara en secreto para el caos económico que podrían desatar las políticas de Trump.
Powell afirma que la Fed no especulará sobre los planes de Trump, pero fuentes cercanas dicen que detrás de escena se está jugando un juego diferente. Después de la victoria de Trump en noviembre, Powell se puso a la defensiva e insistió en que la Fed no ajustaría las tasas de interés basándose en "conjeturas" sobre futuras políticas comerciales y de inmigración.
“No adivinamos, no especulamos y no damos suposiciones”, anunció Powell en una conferencia de prensa. Pero, a medida que se calma el polvo, las acciones de la Fed sugieren lo contrario. El próximo mandato de Trump ya está afectando sus pronósticos de inflación y sus decisiones sobre las tasas de interés.
Señales mixtas de la Reserva Federal
La semana pasada, la Fed redujo las tasas en otro cuarto de punto, lo que representa un recorte de un punto porcentual desde septiembre. El mensaje de Powell fue que la economía todavía necesita algo de ayuda, pero las proyecciones publicadas junto con el recorte muestran una postura más agresiva para el futuro.
Los funcionarios ahora predicen solo dos recortes de tasas en 2025 y dos más en 2026, por debajo de las expectativas anteriores de cuatro recortes el próximo año. Las cifras de inflación no ayudan. La Fed ahora espera que la inflación (excluyendo los precios volátiles de los alimentos y la energía) baje al 2,5% en 2025, peor que el 2,2% pronosticado hace solo unos meses.
Y aquí está la cuestión: 15 de los 19 funcionarios de la Reserva Federal creen ahora que la inflación podría superar sus previsiones. En septiembre, sólo tres veían ese riesgo. A puertas cerradas, los funcionarios de la Reserva Federal están preocupados por la posibilidad de que las políticas comerciales y de inmigración de Trump anulen los avances recientes.
Sin embargo, Powell se muestra tímido y señala como culpables las lecturas de inflación más firmes. Mientras tanto, el mercado laboral y las cadenas de suministro, dos grandes factores en el enfriamiento de la inflación, podrían desmoronarse. El propio Powell admitió durante una conferencia de prensa que las proyecciones de inflación de la Fed para el año en curso "se habían desmoronado".
Las políticas migratorias de Trump tienen gran influencia sobre la inflación
Los planes de Trump de tomar medidas drásticas contra la inmigración preocupan especialmente a los funcionarios de la Reserva Federal. Sus promesas de deportaciones masivas y controles fronterizos más estrictos podrían reducir la oferta laboral, restringir el mercado laboral y hacer que los salarios se disparen. La expansión de la oferta, que había mantenido a raya la inflación, podría verse revertida.
La gobernadora Adriana Kugler, conocida por sus tendencias agresivas, no ha ocultado sus preocupaciones. Si bien en septiembre apoyó un recorte de medio punto porcentual de las tasas, recientemente insinuó que podría no ser posible una mayor flexibilización si el crecimiento de la fuerza laboral se estanca.
Los modelos de la Reserva Federal muestran que un mercado laboral ajustado podría conducir a precios más altos, lo que presionaría a las empresas para que trasladen esos costos a los consumidores.
Sin embargo, Powell ha estado tratando de evitar que sus colegas vinculen las políticas de la Fed directamente con las medidas de Trump. Tras bambalinas, está instando a la moderación, con la esperanza de evitar la apariencia de sesgo político. “Necesitamos centrarnos en los datos, no en la política”, según se informa, dijo Powell a sus colegas.
El recuerdo de 2018 está fresco en muchas mentes. Durante el primer mandato de Trump, su guerra comercial obligó a la Reserva Federal a bajar las tasas para compensar su impacto económico. Pero esta vez, las cosas son diferentes. La inflación ya no es una amenaza abstracta. Las empresas y los consumidores ya están preocupados por el aumento de precios, lo que complica aún más la tarea de la Reserva Federal.
Las pruebas de estrés revelan grietas en el sistema bancario
Mientras que la inflación y las preocupaciones laborales dominan los titulares, la Fed también está lidiando con grietas en el sistema bancario. El pánico de 2023 entre los bancos de tamaño mediano expuso las debilidades en la capacidad del sistema para manejar aumentos rápidos de las tasas. Las pruebas de estrés, que alguna vez fueron una herramienta clave para evaluar la resiliencia de los bancos, se han convertido en un punto de discordia.
En 2019, la Reserva Federal propuso abrir sus modelos de prueba al escrutinio público, argumentando que eso haría que el sistema fuera más transparente. Los bancos se opusieron, alegando que los modelos eran demasiado rígidos y alentaban la “manipulación” del sistema. La Reserva Federal finalmente descartó la idea, citando preocupaciones sobre una “monocultura de modelos”.
Pero el debate no ha desaparecido. Los bancos sostienen que sin reglas consistentes no pueden hacer cambios significativos a largo plazo en sus carteras. Y la demanda presentada esta semana contra el marco de pruebas de estrés de la Fed no hace más que acrecentar el debate.
Los críticos creen que las pruebas son redundantes, dados otros requisitos de capital de la Fed, y podrían incluso alentar un comportamiento imprudente.
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