En Navidad, fue difícil engañar a una niña para que volviera a casa. La niña también era bastante trabajadora, insistió en ayudar a encender el fuego y cocinar. Al final, la casa se quemó, y lo único que quedó como propiedad fueron unos trozos de carne colgados en el cobertizo trasero, que se convirtieron en excelente jamón.