Ripple es un protocolo de pago distribuido, que también cuenta con una moneda nativa en su sistema, XRP. A diferencia de otros criptoactivos, la plataforma admite otros tokens en su red que pueden representar monedas tradicionales u otros bienes. El sistema, por tanto, busca permitir pagos seguros e instantáneos de la mejor forma posible.

Con esto, Ripple acerca a muchas empresas y, especialmente a los bancos, al aceptar otros activos y facilitar la forma en que se realizan las transacciones en estas instituciones. Se aleja así del ideal de otras monedas digitales, que buscan acabar con la necesidad de utilizar los bancos para realizar operaciones, para ayudar a las entidades financieras a integrarse al mundo de los criptoactivos.

Ripple conecta bancos, proveedores de pagos, intercambios de activos digitales y empresas a través de RippleNet para brindar una experiencia sin fricciones para enviar dinero a nivel mundial.

A diferencia de Bitcoin y Ethereum, Ripple no tiene un proceso de minería. Ya se han creado 100 mil millones de XRP, gran parte de los cuales se encuentran en la tesorería del propio Ripple. Actualmente hay poco más de 43 mil millones de XRP en circulación.