“Si me ves a través de la forma, si me buscas a través del sonido, estás en un camino equivocado y no puedes ver al Tathāgata.”
Si solo te aferras a ese nombre, esa apariencia, ese “símbolo que los humanos establecen para facilitar la transmisión de información entre semejantes”,
eso no puede revelar la esencia del mundo.
Eso es solo un intermediario de la esencia.
La manzana no es solo una manzana; los británicos la llaman apple, los alemanes la llaman Apflel, los portugueses la llaman maçã, los rusos la llaman яблоко, en la antigüedad se conocía como 柰, también llamada 滔婆… sabes que estos nombres son solo manifestaciones, no son “ella” misma, y la comprensión de “ella” no debe limitarse a estas manifestaciones.
Saber que ella existe no es lo mismo que comprenderla.
El profesor William Berrebi presenta que la manzana contiene grandes cantidades de vitamina C y vitamina B, y es rica en quercetina, que es uno de los antioxidantes más poderosos en las plantas, con propiedades antiinflamatorias y antivirales. “Varios estudios indican que puede reducir la cantidad de bacterias dañinas y favorecer el crecimiento de bacterias beneficiosas, manteniendo así el equilibrio del microbioma intestinal. Sabemos que cuanto más eficiente es el microbioma, mayor es la capacidad del cuerpo para resistir infecciones. Una manzana al día mantiene alejado al médico.” Los flavonoides, como una de las principales sustancias polifenólicas en la manzana, tienen funciones antibacterianas, antivirales, antiinflamatorias, antialérgicas, dilatadoras de vasos sanguíneos y de inhibición de la peroxidación lipídica, agregación plaquetaria, permeabilidad capilar, actividad de ciclooxigenasas y oxidasa de grasas. Los flavonoides en la manzana se dividen en 4 grandes categorías: flavanoles, flavonoles, dihidroquercetina y antocianinas. Los flavonoles solo se encuentran en la piel de la fruta, mientras que las antocianinas solo se encuentran en la piel de las manzanas rojas. Las manzanas son ricas en flavonoides, y el contenido de flavonoides en la pulpa es mucho menor que en la piel. Por lo tanto, es mejor comer la manzana sin pelar. Además, comer manzanas con piel proporciona un mejor sabor y textura.