En una cálida tarde de 2023 en la costa este de España, Olivier Acuña estaba sentado frente a su computadora para transferir sus ahorros de toda la vida a otra billetera de criptomonedas. Como lo había hecho innumerables veces antes, inició la transacción, sin darse cuenta de que esta vez sería diferente. De repente, toda su fortuna – valorada en $400,000 – desapareció en un instante, robada por un estafador anónimo de phishing.

El shock y la devastación dejaron a Acuña tambaleándose, destacando la vulnerabilidad incluso de los individuos más experimentados en el espacio cripto. A pesar de su amplio conocimiento y experiencia como periodista que cubre temas peligrosos como el crimen organizado y la corrupción en México, cayó víctima de una amenaza común que asola la industria: el cibercrimen.

El incidente sirve como una historia de advertencia para cualquiera involucrado en criptomonedas, enfatizando la importancia de la vigilancia y la precaución al manejar activos digitales.

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