El día de aquel futuro no muy emocionante, cuando el mercado de criptomonedas volvió a caer en una celebración sangrienta, un token conocido como $USUAL surgió de una manera casi mágica. En ese momento, la legión de Shiba Inu, que alguna vez fue bulliciosa, ya se había convertido en arena en el desierto digital, y el $DOGE , que alguna vez dominó, no era más que papeles de colores desparramados en la plaza. BTC se asemejaba a un general envejecido acurrucado en una esquina, mientras que Ethereum parecía un noble deslucido, observando cómo este nuevo talento, sin adornos, devoraba con asombrosa rapidez el esplendor que alguna vez tuvieron. Solana y Cardano eran como dos artistas callejeros perdidos, que habían perdido su rumbo en este carnaval de activos digitales. Y usual, este milagro con un nombre común, completó en un año la transformación de vendedor ambulante a gobernante de un imperio financiero, como si presagiara que, en este mundo loco, las cosas más increíbles a menudo se esconden bajo la apariencia más ordinaria.