El noviembre del año pasado, un amigo jugó con contratos, con un capital de 500 mil, abriendo una posición larga con un apalancamiento de 5 veces, la cuenta alcanzó un pico máximo de 4.3 millones. Después de descontar los costos y las comisiones, así como una parte cubierta por el comercio al contado, el rendimiento fue del 851%. Si tú estuvieras en su lugar, ¿qué harías? La mayoría de las personas ya habrían dejado de operar, pero él no. Según lo que dijo su esposa, hubo una pequeña caída en medio del camino, pero no hizo un stop loss, y luego rebotó. En ese momento, las ganancias de la cuenta de contratos ya habían superado el 900%, probablemente porque había demasiadas posiciones cortas, así que no le prestó atención. Luego, cayó un poco, y tampoco eligió hacer un stop loss. Su esposa mencionó que cuando llegó a 430, él, con un tono un poco tembloroso, la llamó para informarle de la situación, sin mostrar una emoción especial, y se quedó mirando la pantalla, lentamente en una calma absoluta. Porque en este tipo de operaciones, había ganado casi 3 millones en el pico anterior, y luego había perdido gradualmente. Habiendo visto grandes altibajos, en situaciones como esta, se mantiene increíblemente tranquilo. Creyó firmemente que llegaría a 500, quería esperar a que superara los 500 antes de dejarlo, pero... sin cubrir la posición de contratos, una aguja, así, cruelmente, se hundió... La cuenta instantáneamente solo tenía poco más de 80, menos de 90, y el cierre de la posición, claramente ya era tarde... Todos sabemos cómo terminó, bomb... Lo que quedó fue él abrazándose la cabeza, aturdido por dos minutos, su esposa sintió que algo no estaba bien y justo cuando se preparaba para preguntarle qué pasaba, él corrió hacia el alféizar de la ventana y saltó... Afortunadamente, su casa estaba en el tercer piso, su vida fue salvada. Pero su pierna, quedó para siempre dañada.