Desde sus inicios, las criptomonedas han presentado un desafío convincente al marco establecido desde hace mucho tiempo de la banca tradicional, que históricamente ha gobernado las finanzas globales #transactions. #Cryptocurrencies en su propia naturaleza, trascienden el estado de meros activos digitales. ; asumen roles típicamente asociados con monedas soberanas, sirviendo como medios de cambio, depósitos de valor y unidades estándar de contabilidad financiera. Una característica definitoria de las criptomonedas es su capacidad para optimizar las transacciones. Debido a su estructura inherente, las criptomonedas facilitan transacciones más rápidas, rentables y seguras sin la necesidad de intermediarios tradicionales. Esta mayor eficiencia surge directamente de su naturaleza descentralizada, posible gracias a la tecnología #blockchain​ subyacente, que garantiza un registro transparente e inmutable de las transacciones.

Al reconocer el potencial transformador de estas monedas digitales, varios bancos convencionales han comenzado a integrar blockchain en sus marcos operativos. Esta integración tiene como objetivo no sólo mejorar los servicios existentes sino también introducir ofertas novedosas diseñadas para satisfacer las demandas cambiantes de su clientela. Por ejemplo, la Corporación "Eurasian Bank", dirigida por el gobierno de Kazajstán, ha iniciado una estructura de tarifas mínimas para las transacciones basadas en blockchain. De manera similar, el Banco SEBA de Suiza ha sido pionero en un enfoque que combina los servicios bancarios tradicionales con la tecnología blockchain. Su modelo, emblemático del futuro de la banca, ofrece una experiencia digital armonizada, basada en un estricto cumplimiento normativo y respaldada por los conocimientos analíticos de expertos financieros. Sin embargo, este cambio revolucionario hacia las finanzas digitales no está exento de obstáculos. La esencia misma de las criptomonedas (su descentralización y ausencia de supervisión centralizada) las hace susceptibles a un uso indebido. Su diseño, que inherentemente pasa por alto los controles financieros convencionales, puede ser un arma de doble filo, al allanar el camino para actividades ilícitas que podrían potencialmente poner en peligro la estabilidad financiera de una nación. Tales vulnerabilidades han llevado a las naciones a responder de manera proactiva mediante la elaboración de marcos legales adaptados a los desafíos únicos que plantean las criptomonedas. En particular, la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos ha elaborado directrices específicas para regular las interacciones #banks con criptoactivos. De manera similar, la reciente estructura de licencias de Hong Kong impone estándares estrictos al comercio de criptomonedas, mientras que países como Uzbekistán y Egipto han curado políticas regulatorias que supervisan las operaciones de criptomonedas.

Por el contrario, países como #afghanistan han adoptado una postura más conservadora, prohibiendo cualquier actividad relacionada con las criptomonedas e implementando severas medidas punitivas en caso de infracciones. Las variadas respuestas a las criptomonedas resaltan una lucha global por lograr un equilibrio entre capitalizar los beneficios potenciales de estos activos digitales y mitigar los riesgos inherentes. La evolución de la relación entre las criptomonedas y la banca tradicional pone de relieve una fase compleja en el desarrollo de las finanzas globales, en la que algunos países adoptan las finanzas descentralizadas mientras que otros buscan proteger los sistemas financieros tradicionales. (Mujtarov, 2023)