La realidad virtual que nos muestran las películas de ciencia ficción desde hace años está más cerca de lo que parece.
En los robots DALL-E, Midjourney, Stable Diffusion y similares, las imágenes se dibujan fácilmente con un clic, y esto se hace literalmente en segundos.
Los videos no son tan perfectos como nos gustaría, pero Runway o, digamos, Pika están dando grandes pasos hacia adelante.
De todos modos, con los textos todo está claro.
La cuestión de la potencia sigue siendo un problema. Una cosa es lanzar una docena de frases, generar varias imágenes o un video corto, pero hacerlo a escala de cientos de miles de dispositivos simultáneamente es algo muy diferente.
Solo los ordenadores cuánticos pueden hacer frente a tal volumen.
Un ordenador cuántico se diferencia de uno tradicional en que no funciona de forma secuencial. Para resolver un problema, un procesador clásico con la arquitectura a la que estamos acostumbrados primero da un paso, luego otro.
Un procesador cuántico, debido a la superposición, parece "mirar" todas las opciones a la vez, procesándolas simultáneamente.
Mira, estás intentando hacer coincidir una llave con la cerradura de una puerta. En una situación normal, las pruebas una por una: coges una y no encaja. Coges la siguiente. Y así sucesivamente hasta que encuentras la correcta.
Ahora imagina que tienes en la mano todo el manojo de llaves y las introduces simultáneamente en la cerradura. La correcta encaja inmediatamente. Así es más o menos como funciona un ordenador cuántico: cubre inmediatamente todas las opciones y da la correcta al mismo tiempo.
Sí, los ordenadores cuánticos ya existen, pero hay un matiz: necesitan una temperatura de cero absoluto para funcionar. En condiciones normales, es imposible crear temperaturas ultrabajas. Y este no es el único problema: todavía hay muchos matices técnicos que no se han resuelto por completo. Pero todo esto se puede resolver.
Por tanto, el metaverso ya no es el futuro, es una cuestión de tiempo. Y parece que queda muy poco tiempo. $BTC