Soy Nam, una persona muy apasionada por la tecnología y las oportunidades que prometen las criptomonedas. Hace dos años, comencé mi viaje de inversión en el mercado de divisas virtuales con grandes expectativas. Pero esta experiencia también me trajo una valiosa lección que nunca olvidaré.
Comience con esperanzas
Comencé mi viaje inversor comprando pequeñas cantidades de Bitcoin y Ethereum, las dos monedas más populares del mercado en ese momento. Sus precios siguieron subiendo y sentí que estaba en camino de convertirme en un inversor exitoso. Mi creencia en el crecimiento continuo del mercado me ha llevado a ampliar mi cartera de inversiones, incluso pidiendo prestado más dinero a amigos y familiares para comprar más monedas.
Todos los días miro el gráfico de precios con entusiasmo y anticipación. Las historias de éxito rotundo de otros inversores refuerzan la creencia de que este mercado es una oportunidad que "cambia la vida". Pero no preví los riesgos que me esperaban.
Caída del mercado
Las cosas empezaron a deteriorarse a mediados de 2022. El mercado de divisas virtuales, que se esperaba que siguiera creciendo, se desplomó repentinamente. El precio de Bitcoin cayó de un máximo de 60.000 dólares a 30.000 dólares, y luego continuó cayendo. Las monedas más pequeñas de mi cartera también cayeron drásticamente de valor.
Aunque la situación es muy mala, sigo creyendo que esto es sólo una corrección y que el mercado se recuperará pronto. En lugar de vender para reducir pérdidas, decidí mantenerlo igual e incluso comprar más con la esperanza de que el precio volviera a subir.
Pero la verdad es todo lo contrario. El valor de mis activos siguió cayendo en picado a medida que muchos proyectos de moneda virtual fracasaron y las principales bolsas colapsaron. No sólo perdí todo el dinero que invertí, sino que también me endeudé.
Enfrentando la realidad
En el momento en que me vi obligado a vender las monedas restantes fue cuando me di cuenta de que lo había perdido todo. A mis activos de inversión, que alguna vez valieron cientos de millones de dong, ahora solo les queda una cantidad pequeña e insignificante. Tuve que enfrentar la decepción de mi familia, las preguntas de mis amigos e incluso la culpa.
Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que cometí muchos errores graves:
No investigar lo suficiente: invertí en base a emociones y tendencias sin entender claramente cada proyecto ni sus riesgos potenciales.
Demasiado codicioso: en lugar de obtener ganancias cuando el precio era alto, invertí más porque pensé que el precio siempre aumentaría.
Usar préstamos: Pedir dinero prestado para invertir me hace perder el control financiero y la presión para pagar la deuda se convierte en una carga.
Falta de un plan claro: no tenía una estrategia de gestión de riesgos ni un plan de salida en caso de una caída del mercado.
Lecciones aprendidas
Este fracaso no sólo me costó dinero, sino que también me enseñó una profunda lección sobre la inversión:
Investigue detenidamente antes de invertir: comprender el producto, el proyecto y el mercado es primordial.
No utilices dinero prestado para invertir: Esto ayuda a minimizar riesgos y evitar perder el control financiero.
Controla tus emociones: No dejes que la codicia o el miedo influyan en tus decisiones.
Establece objetivos y planes específicos: ten siempre una estrategia clara y sé coherente con el plan original.
Continuar aprendiendo y ascendiendo
Aunque lo perdí todo, no dejé que este fracaso me derrotara. Comencé a aprender más sobre finanzas personales, gestión de riesgos y otras formas de inversión. Al mismo tiempo, me concentré en mejorar mis habilidades laborales, obtener más ingresos para pagar mis deudas y reconstruir gradualmente mi futuro.
El mercado de inversión, ya sea en moneda virtual o en cualquier otro campo, siempre está lleno de oportunidades pero también contiene muchos riesgos. Comparto mi historia para recordarme y advertir a quienes ingresan o ingresarán a este mercado: tengan siempre cuidado, aprendan constantemente y recuerden que invertir no es una forma de hacerse rico rápidamente, sino un viaje que requiere paciencia y una comprensión profunda.